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Mitad hombres, mitad mujeres

El hotel Lu-Gra, en pleno centro de Miramar, es tan tranquilo como la avenida 19, en la que se encuentra, y que se llama Arturo Illia. De algún modo todo remite a la serena figura del fallecido ex presidente radical. La doctora Carmen Argibay camina por la vereda acompañada por su madre, de 93 años, todavía guapa a pesar del bastón. El desayuno lo comparten con otras dos mujeres, una de ellas la hermana de la postulante a ocupar un cargo en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Sería la segunda mujer en la historia que llega tan alto, pero Argibay quiere acceder al máximo tribunal rodeada por sus congéneres. “Ojalá que seamos al menos dos mujeres en la Corte y lo importante sería que, en algún momento, los cargos se repartan en un 50 por ciento, entre hombres y mujeres.”
Argibay, que la semana próxima emprende el regreso a La Haya, Holanda, donde es miembro del Tribunal Penal Internacional, asegura que no había tenido trato con el presidente Néstor Kirch-ner cuando escuchó por primera vez la versión sobre su postulación. “Es importante lo que me está ocurriendo porque para la mujer, la Corte Suprema fue un lugar inaccesible durante muchos años.” Dice que en lo personal es “un gran orgullo y una satisfacción, pero sobre todo una gran responsabilidad”. Un poco asombrada, pero desenvuelta, tal su personalidad, recibe el saludo de hombres y mujeres que la reconocen y la saludan. “Todo por culpa de ustedes”, se queja con una sonrisa, aludiendo a su fulgurante aparición en todos los medios del país.
“Hay muchas mujeres que podrían llegar y espero que lleguen en poco tiempo”, dice sin hacer referencia a ningún nombre en especial. Desde hace días se especula que mañana el Gobierno anunciaría el nombre de la persona que propondrá para ocupar el cargo dejado vacante por el renunciante Eduardo Moliné O’Connor. Algunas versiones parecen darle otra satisfacción a Argibay.
Se habla de la designación de una segunda mujer y se barajan varios nombres: Elena Highton de Nolasco, actual jueza de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil; Aída Kemelmajer de Carlucci; la jueza de la Corte bonaerense Hilda Kogan y las especialistas en derecho constitucional Ana María Figueroa y Marta Angélica Gelli.
“Este es el cargo judicial más alto al que se puede aspirar en el país y por ese motivo es todo un desafío llegar a ocuparlo en este momento, después de tantísimos años que no había una mujer en la Corte. Hasta ahora hubo una sola y de eso ya pasaron treinta años. Y nunca más. De manera que es una gran responsabilidad.” Mientras habla, Argibay juega con su tercer cigarrillo del día, todavía apagado en su mano derecha, mientras saluda y se ríe, tranquila como en el living de su casa. “No quiero seguir hablando del aborto y de otras cuestiones en las que ya fijé posición y me mantengo en ellas. Voy a hablar después, cuando ya esté nombrada y a través de mis fallos. Nunca fui ni seré una estrella de la televisión.”

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