EL PAíS › ESPECIALISTAS OPINAN SOBRE UN CONCEPTO PARA ARMAR POLITICAS

Qué es eso de ser transversales

- Marcos Novaro: “La transversalidad no es nueva, es una idea que viene discutiéndose desde hace mucho y que tiene que ver con que el sistema de partidos no ha cuajado en una estructura estable, sino que ha ido basculando entre el bipartidismo, el pluripartidismo o hegemonismos que no terminan de definirse. En todas estas situaciones, las alternativas transversales encuentran una forma de acomodarse, pero no son exitosas, no dan lugar a nuevas configuraciones. Lo que más llegó a parecerse fue el Frepaso, que terminó muy mal. Para la transversalidad progresista, para la izquierda en general, no es tema nuevo. Es el viejo problema del peronismo ocupando un lugar amplio y expresando a sectores que, por discurso y voluntad, la izquierda debería expresar. No es algo nuevo, sucede desde que existe el peronismo. Y crea en la izquierda una tensión entre el seguidismo, el entrismo y el antiperonismo. Es un conflicto con historia”.

- Emilio De Ipola: “Elisa Carrió adoptó, yo diría que estructuralmente, una postura de oposición, diciendo que no va a anular la distancia crítica con el Gobierno. En el caso de Aníbal Ibarra hay más vaivenes. El está en el poder. Juega con más libertad. Es menos fácil de descifrar, más imprevisible. Por eso la posición que asume, con vacilaciones pero con más o menos consecuencia, Carrió, configura una oposición de izquierda. Todavía estamos en un período en que Kirchner se beneficia de una popularidad que, además de sus medidas, se apoya en el estado de gracia que se concede a los presidentes. Pero con eso no se puede contar siempre. El kirchnerismo está más amenazado por el ala conservadora-popular dentro del peronismo que por la oposición”.

- Isidoro Cheresky: “El pluralismo se alimenta de la diferenciación política y el problema de quienes piensan en términos progresistas es qué es lo que pueden hacer para introducir la diferenciación. Hay una gran dificultad: es el carácter, y empleo el término con cautela, refundacional de la acción política de Kirchner. Esto le da un apoyo enorme. Kirchner está haciendo lo inimaginable desde el punto de vista del centroizquierda, pero también muchas cosas que tienen que ver con el orden republicano, quitándole libreto al centroderecha. Es difícil introducir la diferencia política en un contexto de refundación. Pero es posible. Se ha hablado mucho de los ‘90 como una década de pensamiento único. Ahora es posible introducir la diferenciación política, pensar otros temas y en otros términos, pero eso no puede ser simplemente reclamado al Gobierno. Son los políticos, los grupos organizados, los intelectuales los que tienen que hacerlo”.

- Luis Alberto Quevedo: “La presencia de Kirchner redefinió el espectro político y obligó a redefinir la oposición. A la izquierda le quitó buena parte del espacio. El espectro progresista tiene una fuerte carga ideológica, mucho más que propositiva. Y no tienen un modelo alternativo, ni propuestas respecto de temas como la renegociación con las privatizadas o la deuda. Es una izquierda que analiza la política más desde lo global, desde principios más universales, por lo que le resulta muy difícil encontrar un territorio para operar, ya sea desde la ideología o las propuestas. No creo que Kirchner imagine un partido político asociado al PJ, ni tampoco formar él otra cosa. Piensa un sistema con aliados coyunturales, como Ibarra. En el horizonte de Kirchner la idea no es ni que Ibarra se haga peronista ni formar un partido con Ibarra, sino construir alianzas. No es algo nuevo. El peronismo ha hecho eso siempre. Menem, por ejemplo, con los partidos provinciales y con la UCEDE: aunque logró que María Julia cantara la marcha peronista, nunca fundió a la UCEDE con el PJ. Kirchner va hacer algo similar: alianzas lábiles, movibles”.
- Carlos Altamirano: “En el peronismo de izquierda, y evidentemente Kir-
chner está inscripto en esta tradición, siempre tuvo vida una idea cuya fórmula acuñó Jauretche en los ‘50: barajar y dar de nuevo. El supuesto era que el modo en que se habían distribuido las fuerzas políticas no había sido bueno, que las cartas no se habían distribuido bien. Había nacionalistas que se habían puesto contra el pueblo y socialistas que habían estado contra la nación. Jauretche decía que había que poner en comunicación las fuerzas de la izquierda con las fuerzas nacionales. Esta idea siempre apareció en el interior de la izquierda peronista, que fue, hasta los ‘70, un actor más ideológico que político. Y en la transversalidad está presente esta idea de redistribuir el modo en que se han dividido las fuerzas políticas. En la Argentina la izquierda, al menos la izquierda reformista, tiene dos alas. Una socialdemócrata, con base en los socialismos o en sectores intelectuales o de clases medias más o menos independientes. La otra es nacional popular, con estribación en el peronismo. Uno podría descifrar algunos movimientos de Kirchner, como la alianza con Ibarra en la Capital, como una búsqueda de comunicación con este otro sector de izquierda, centroizquierda o progresismo, que no procede de las filas peronistas ni de la cultura nacional popular”.

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