EL PAíS › DERIVACIONES DEL LLAMADO A LA 23ª

Policías ante el fiscal

Por R. K.

Una llamada del integrante de la banda de secuestradores, Jorge Daniel Sagorsky, al subcomisario de la comisaría 23ª de la Policía Federal aparecía anoche en el centro de varias tormentas. Asuntos Internos de la Federal investiga el caso, existe una denuncia penal y, además, el fiscal Jorge Sica le tomó declaración al subcomisario Daniel Graviña, el receptor de la llamada, y al jefe de la comisaría 23ª. Según parece, el subcomisario adujo que Sagorsky era su “buche”, o sea su informante. Para los investigadores del caso Blumberg, los policías federales tenían relación con Sagorsky por el negocio sucio del robo y cortado de autos y que por ocultar esa actividad ilegal no investigaron a Sagorsky como correspondía.
Tal como anticipó Página/12 en exclusiva, en la investigación del caso Blumberg apareció la llamada entre Sagorsky –integrante de la banda de El Oso Peralta– y el subcomisario Graviña, enseguida después de conocido el asesinato de Axel Blumberg. Sagorsky está detenido desde hace una semana y el fiscal Sica le imputó ser cómplice del secuestro de Axel, aunque el juez Conrado Bergesio cambió la acusación en el auto de procesamiento y prisión preventiva: Sagorsky quedó preso por encubrimiento y participación en una asociación ilícita. En otras palabras, el juez lo consideró parte de la banda, lo acusa de tapar con su silencio el secuestro, pero no le imputa participación ni en el secuestro ni en la muerte de Axel.
La llamada de Sagorsky a Graviña tiene dos explicaciones:
- El subcomisario dice que Sagorsky efectivamente era un reducidor de autos, pero que a la vez funcionaba como su informante: le pasaba datos sobre el mundo del delito. En ese marco, Sagorsky le habría dado datos a Graviña sobre el secuestro e incluso le mencionó el lavadero en La Falda donde finalmente detuvieron al cabecilla de la banda, El Oso Peralta.
- En fuentes de la investigación descreen de esa versión y sostienen que Sagorsky estaba ligado a varios policías federales por el negocio sucio de la venta de autos robados. Entre otras cosas, les vendía vehículos de lujo a comisarios y subcomisarios y, además, tenía protección para su actividad ilegal. El ejemplo que dan es el que se hizo más famoso: Sagorsky estuvo vinculado con Alejandro Monjo en la venta de la Trafic que después estalló frente a la AMIA. En ese caso, se trató de una camioneta que se había quemado, se la vendieron a un armador de autos truchos quien usó la documentación legal para armar una nueva camioneta con partes de la quemada y partes de otra robada. Sagorsky y Monjo tuvieron que declarar en el juicio oral y Monjo ostentaba una medalla de honor de la División Sustracción de Automotores de la Policía Federal.
El caso Blumberg volvió a poner sobre el tapete la vinculación entre policías y delincuentes. Por un lado, a raíz de que nadie en la comisaría les dio respuesta a las llamadas de los vecinos avisando sobre los movimientos extraños la noche del crimen. Por el otro, está esta llamada entre un integrante de la banda y un subcomisario.

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