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La inflación, esa contrera

Por M. W.

El índice de precios al consumidor de julio producirá dolores de cabeza top y el arrastre para agosto no será menor. De cara a un problema que afecta a toda la población, el Gobierno reacciona a su modo, con energía y puntillismo. Si los salarios fueron la bestia negra de Roberto Lavagna hace un par de semanas, en estos días fueron los formadores de precios el blanco favorito.
Una decisión inédita y severa impuso una multa colosal a las cementeras. La medida, que desempolva un expediente añoso, tiene una finalidad escarmentadora que trasciende a los damnificados. Cerca del ministro se elogia el rigor del fundamento de la sanción y el modo no estrepitoso con que se anunció. En un mundo nuevo en el que el control de precios parece inaplicable, la defensa del consumidor es una herramienta estatal eficaz para evitar abusos empresariales. Puesto frente a una situación conflictiva, el Gobierno obró a su manera. Con una energía confrontativa que le es propia y que faltó a sus precursores desde 1983. Y también de urgencia, frente a la crisis, apelando a la cirugía sin temblor de pulso. Puesto a seguir con metáforas médicas, la duda es por qué no se acude más asiduamente a la homeopatía, a la terapia preventiva, a modos más cotidianos, menos espasmódicos, de la deseable intervención. La lucha antioligopólica amerita estar en la agenda de los días calmos y no sólo cuando arrecia la fronda.
Otra medida económica llamativa fue frenar la emisión de bonos en pesos. La intención es desalentar astucias especulativas de quienes se ponen en pesos y luego salen hacia el dólar, favorecidos por la política oficial de mantener alta la divisa (norteamericana, se entiende). Lavagna está convencido de que muchos financistas, incluida casi toda la banca local o extranjera, siguen pensando en dólares. Que compran bonos en pesos a un interés que sería poco interesante porque calculan cuánto les redituará cuando recalen en el verde. La medida tiende a privarlos de un negocio redondo, aunque Economía piensa que nada estará redondeado hasta tanto las tasas de interés de las colocaciones financieras en pesos tengan tasas parecidas a las fijadas en dólares. De momento, las diferencias son grandes. También hay un hiato entre los criterios de Economía y del Banco Central sobre el tópico. En Economía se asegura que, cuando llegue la hora (no tan lejana), Kirchner laudará a favor de su criterio.

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