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Noche de vigilia a las puertas de la ciudadela

Por fuera de las vallas que limitan el paso a la Legislatura porteña y a sus alrededores, los familiares de las víctimas de Cromañón que ayer por la noche permanecían en una vigía previa a la sesión de esta tarde eran unos veinte, acompañados por una camioneta en la que habían llevado las fotos de sus hijos y en la que pensaban resguardarse si la lluvia les jugaba en contra. Por dentro del cordón de seguridad, los números eran distintos: se contaban cerca de cien pecheras naranjas que no dejaban pasar a nadie. Oficialmente la cifra era mayor: 250 policías compartiendo la vigilia. Además de esperar, los familiares ayer buscaron convencer a los legisladores que no se presentaron el jueves para que sí lo hagan hoy y voten a favor del juicio político.
Resignación. Ansiedad. Enojo. Dolor. Algo de esperanza. Eran los sentimientos que se paseaban entre los familiares al iniciar la vigilia en Avenida de Mayo y Perú. Las vallas policiales se fueron transformando con el correr de la noche en rejas del recuerdo y del reclamo. Una a una, fueron colgando las fotos de los chicos que murieron asfixiados y que según dijo Nilda Gómez, presidenta de la ONG Familias por la Vida, a Página/12, “fueron asesinados por la corrupción”.
También acomodaron carteles con los retratos de Omar Chabán y Aníbal Ibarra acompañados por las palabras “asesinos” y “culpables”. El decorado estaba completo con unos afiches con la leyenda “Rubro 32. Compra de políticos. Pago en efectivo. Llamar al 0800 Presidencia”. Así, descargaban su bronca contra quien consideran responsable si el juicio político no llegara a realizarse.
“Kirchner es un mentiroso y un traidor. Nos mintió todo este tiempo, nos dijo que iba a apoyar el juicio a Ibarra y ahora se encarga de comprar los votos para que eso no pase”, estallaba Nilda mientras Marisa, madre de otro de los chicos, asentía con la cabeza. “Pensábamos que el responsable era Alberto Fernández, pero el problema es más amplio”, reclamaba.
Durante la tarde, algunos de los familiares fueron a visitar a quien creen es la clave para destrabar su objetivo: el Chango Farías Gómez, legislador kirchnerista. “Nos recibió su mujer. Dijo que nos quedemos tranquilos, que si él está bien de salud y no se descompensa va a ir a la sesión y va votar a favor del juicio”, contó Nilda, incrédula.
La espera cargada de tensión será allí, pegados a las vallas que limitan el paso por la zona peatonal de la calle Perú. Durante la sesión buscarán la solidaridad de algún bar cercano que les permita seguir por tevé lo que ocurra en el recinto. Descartan que se produzca alguna reacción: “No somos violentos, las violentas son las instituciones. A lo sumo, empujaremos un poco las vallas, pero no nos van a dejar hacer más que eso”, indicó.
Entre los padres corren las botellas de agua y gaseosas, los cigarrillos y el apoyo permanente entre ellos. De vez en cuando a Nilda le suena el celular. Es otro padre que está por llegar o una madre que no podrá estar presente. En las conversaciones sobran las quejas contra los legisladores, los agradecimientos y los pedidos: “Rezale a San Expedito para que haya treinta votos”, le dice Nilda a una madre antes de cortar.
Tampoco faltan algunos curiosos que se sorprenden al ver a la gente esperando de un lado y a la policía mirando del otro. Una mujer que pasa y sabe lo que sucede les da fuerza: “Esto que hacen tiene que servir para que los escuchen los funcionarios y para que piensen en los demás chicos, en los que todavía están vivos”, le dice a Nilda. Después la abraza y sigue su camino.

Informe: Lucas Livchits.

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El vallado perimetral custodiado por los efectivos de la policía.
 
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