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La tribuna a pleno

–A Silvio Soldán, pobrecito, lo llevaban esposado a todas partes y a éste lo dejaron con las manos libres toda la mañana –le comentó uno de los médicos del SAME a su coequiper, ambos vestidos de verde, al final de la jornada. El dúo está asignado a las audiencias “por si acaso” y se ubicó en las butacas del primer piso, donde también estaban la prensa, gente del CELS y la secretaria de Derechos Humanos porteña, María José Guembe. Abajo, de cara al tribunal, detrás del Turco Julián, entre el público estaban sentados el secretario de Derechos Humanos bonaerense, Edgardo Binstock; el presidente del CELS, Horacio Verbitsky; el diputado del ARI Emilio García Méndez, las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Laura Conte y Vera Jarach, los familiares de la pareja desaparecida y algunos integrantes de HIJOS. A la derecha de los jueces se ubicaban los querellantes: el director del CELS, Gastón Chillier los abogados de ese organismo Carolina Varsky, Santiago Felgueras y Alcira Ríos, en representación de Buscarita Roa de Abuelas de Plaza de Mayo. Antes y después de la audiencia, entre ellos hubo un clima distendido. Una fila adelante estaban los fiscales. En el medio de la sala, el represor quedó sentado detrás de su defensor oficial, Eduardo Dromi.

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