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Por qué crece el suicidio en los jóvenes

Martina Casullo *.
“Una tendencia”
“La tendencia al aumento del suicidio adolescente no es sólo un problema argentino, es una característica de las sociedades occidentales donde se produce una fuerte ruptura de lazos sociales. Desde la experiencia psicológica, está centrada en las crisis familiares y el incremento de la situación de soledad de los adolescentes. De todos modos, en cada caso hay que analizar los factores de la historia familiar del chico, rastrear los posibles antecedentes y descartar problemas psiquiátricos. Es una tendencia general pero en plena crisis social y con aumento de desempleo, es esperable que se incrementen los problemas de las personas, aunque no todos se suicidan. Cuando hay altos montos de agresión, ésta se canaliza hacia afuera, a través de hechos violentos, o se vuelve contra uno mismo como sería el caso del suicidio. Hay que ver los factores de vulnerabilidad, ya que la crisis puede convertir a los adolescentes en más vulnerables porque al estar en crisis también el adulto –preocupado por la falta de trabajo, por el corralito– deja de ser un sostén para el adolescente. Uno de los fenómenos que en la sociedad occidental va en aumento y preocupa bastante es que los adolescentes no visualizan un proyecto. El suicidio es una manifestación de una conducta autodestructiva que impacta por lo brusco, pero también los adolescentes se autodestruyen en forma gradual con el consumo de drogas y alcohol que se han incrementado mucho.”
* Investigadora del Conicet.

Alicia Passalacqua.
“Falta de futuro”
“En la adolescencia todo es mucho más dramático y la repercusión de lo que pasa en el país es muy grande, porque está comprometido su futuro. Además, en esta etapa se reavivan conflictos de la infancia y esto va acompañado de una sensación de gran omnipotencia. El adolescente no sólo se suicida sino que no se cuida, porque tienen la idea de que son indestructibles. También está el tema de la imitación, ya que en cuanto ven que algunos de sus pares ha trascendido por esto tienen la fantasía de observar qué pasa después de la muerte de ellos y qué repercusiones producen. En el caso del incremento de las cifras en nuestro país, cabe destacar el hecho de la visión de un futuro incierto en la Argentina en el que ven un porvenir donde la gente piensa en irse. La falta de futuro, la indecisión con respecto a lo qué va a pasar y las dificultades para proyectar son puntos importantes porque muchas veces proyectar significa estar pensando en separarse de la familia, de su lugar y de su país. Paradójicamente con la muerte terminan separándose de todo, pero es como que deciden ellos en lugar de esperar la muerte. Esta tendencia a un incremento de suicidios tiene absolutamente que ver con la situación socioeconómico, hoy los chicos están enterados de todos los problemas económicos de los padres. Lo raro sería que no se diera esta tendencia, en momentos en que la gente está muy mal con la crisis. Además, es difícil encontrar a alguien a quien en su adolescencia no se le haya cruzado mínimamente la idea de matarse para castigar a los padres, los docentes o por venganza.”
* Secretaria de Investigaciones de la Facultad de Psicología de la UBA.

Juan Carlos Volnovich *.
“Despojados”
“La política actual no reconoce otro valor como no sea el de la vida. De ahí que el suicidio adolescente, antes que un acto personal e íntimo expuesto a la contabilidad de las estadísticas, pasa a ser un acontecimiento público y político. Por eso Giorgio Agamben dice que “detrás del largo proceso de antagonismo que conduce al reconocimiento de los derechos y de las libertades formales se encuentra el cuerpo del hombre sagrado con su doble soberano, su vida insacrificable y, sin embargo, expuesta a que cualquiera se la quite”. “Cualquiera” puede ser protagonista de la muerte propia. La propia muerte –el índice de suicidios entre los sobrevivientes– produjo más estragos que la armada inglesa durante la Guerra de las Malvinas y, ahora, la tiranía del discurso económico despoja de futuro a una generación que solo dispone de representaciones mortíferas, de la propia muerte, para ligar su deseo. Y es entonces cuando el suicidio de nuestros adolescentes hace estallar la clasificación de Durkheim porque algo del egoísmo que se evidencia ante la caída del soporte social, se entrelaza al altruismo ético y heroico que nos recuerda a los mártires cristianos (por no decir a los terroristas musulmanes) para derivar en la anomia provocada por las fallas de un contexto signado por la corrupción de los lazos sociales. ¿Seremos capaces de escuchar lo que estos suicidios denuncian?”
* Psicoanalista.

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