EL PAíS › LAS PRIMERAS DEFINICIONES DE JULIO COBOS

“Hay cosas para cambiar”

 Por Martín Piqué

El buffet del Centro Asturiano de Vicente López está lleno de lindas mujeres que a pesar de estar bajo techo portan lentes de sol. Están sentadas juntas, en una mesa larga, aparentemente ajenas al acto que está terminando en el gimnasio del primer piso. En otra parte del salón se ve a un grupo de socios, por la edad deben ser vitalicios, que juegan con un mazo de naipes. “Deben estar jugando al mus”, dice el ex secretario de Cultura porteño Gustavo López. El ex funcionario ibarrista se presenta como el “enlace” entre Julio Cobos y el Gobierno. López es parte del equipo que se encarga de guiar a Cobos hasta la mesa que ocupan los periodistas. Está en el fondo del buffet, algo aislada del resto. El candidato no llega solo. Lo rodean fotógrafos, cronistas y curiosos. Entre ellos camina la titular del Inadi, María José Lubertino. “Le pusieron Cleto porque Julio César era demasiado señorial. Así compensaban”, arriesga Lubertino con una sonrisita maliciosa. Habla del candidato a vicepresidente por el Frente para la Concertación Cívica Plural (aliado del Frente para la Victoria para las presidenciales), el mendocino Julio César Cleto Cobos. El compañero de fórmula de Cristina Kirchner.

Cobos es ingeniero en construcciones –recibido en 1979, plena dictadura– y también ingeniero civil. La segunda carrera la terminó en 1988. “Tengo dos por falta de uno. En ese sentido estoy tranquilo”, se ríe cuando Página/12 le pregunta por la validez de sus diplomas. La broma de rigor se puso de moda entre los ingenieros desde que Juan Carlos Blumberg reconoció que no contaba con el título. La sonrisa vuelve a aparecer en su rostro cuando le piden que opte entre dos famosos varietales del vino tinto: ¿malbec o cabernet? “Je... malbec”, responde. Son los únicos momentos relajados de la entrevista realizada con distintos medios que termina a los veinticinco minutos cuando Cobos musita “tengan piedad”. Ese tiempo le alcanza para hablar del futuro de la Concertación, del modelo chileno, de las chances del radicalismo K para integrar el gabinete cristinista. Las definiciones más fuertes se escuchan ante preguntas de Página/12: Cobos sugiere que posiblemente haya que aumentar las tarifas de los servicios públicos y dice que “hay que seguir negociando” con los hold-outs, los bonistas privados que rechazaron la propuesta de renegociación de deuda.

–Uno de los reclamos que Cristina Kirchner escuchó en España fue el aumento de las tarifas de los servicios. ¿Qué piensa usted?

–Cada sector hay que planificarlo bien, el tema de servicios es un tema que hay que evaluarlo. Sé que merece un estudio profundo, como también el momento adecuado de los ajustes. Se verá si está el pueblo en condiciones de sostener ese aumento para que no afecte la distribución de la riqueza. En cuatro años de gobierno habrá que hacer un estudio serio del tema y ver. En Mendoza hemos hecho ajustes de los servicios.

–¿De cuáles servicios?

–De transporte, electricidad y el de obras sanitarias lo estamos realizando ahora. Pero los sectores sociales más bajos no han tenido aumento. Los otros sectores sí, en función del consumo y de los kilowatts que consumen. Algunos sectores han estado exentos, para repartir las cargas conforme a los que más pueden. En el transporte sí hemos tenido que ajustar pero lo compensamos con beneficios en boletos estudiantiles. Son temas que parece que se acaba el mundo pero si uno le explica bien a la gente que con este aumento los micros van a ser nuevos, van a pasar con más frecuencia, van a estar en condiciones, van a prestar un buen servicio, es como cuando uno va por una autopista, prefiere pagar el peaje y va seguro. Será algo que discutiremos. Es una decisión del Ejecutivo.

–¿La concertación es homogénea o solamente un frente electoral?

–La concertación no es un frente para ganar una elección sino para generar una unidad política que permita continuar con transformaciones muy fuertes todavía y que debe hacer frente a muchos intereses que se oponen a esas transformaciones. La idea es que cada uno mantenga su pertenencia. Si la situación de transformación que vive la Argentina hace que se fluya a un espacio más común, más integrado, ya se verá... No soy futurólogo.

–¿Estamos ante el nacimiento de un nuevo movimiento nacional?

–Los movimientos son movimientos. A veces los movimientos se pueden generar con la integración de partidos, fíjese lo que es Chile. Allí la Concertación se formó para enfrentar a un hombre, que fue Pinochet, y un modelo. Acá nos estamos uniendo para que el país siga creciendo y para resolver los problemas estructurales de la Argentina.

–Al principio del gobierno hubo cortocircuitos entre el Presidente y Scioli. ¿Cómo es su relación personal con Cristina Kirchner?

–He tenido más relación con el Presidente, ha sido una relación de trabajo constante. Con la senadora Cristina Fernández he compartido giras, cenas, encuentros. Voy a poner todo el esfuerzo para que sea una relación lógica, donde uno tendrá un rol secundario al del Presidente. La idea es aportar sugerencias pero también apoyar la decisión que corre por cuenta del Ejecutivo. Por el bien de este proyecto esperamos que sea una relación buena. Podrá haber momentos difíciles, porque uno no está exento de ellos, pero voy a poner toda mi buena voluntad para superarlos.

–Aparte de presidir el Senado, que es la tarea institucional que tiene el vicepresidente, ¿cuál será su rol en un eventual gobierno de Cristina?

–Yo soy una persona que ha ocupado cargos ejecutivos. He sido ministro un año, gobernador y subsecretario de Vivienda. Lo demás ha sido la docencia y la actividad privada. Sé de las necesidades que tiene el Ejecutivo en materia legislativa porque yo las he padecido gobernando. Más allá de tratar de darle ejecutividad al Congreso, trataré de ser articulador del consenso que se necesita en algunas cosas. Y dar mi opinión sobre las necesidades del país y cómo resolverlas. Tengo una formación de ingeniero y eso puede ayudar en algunas cosas.

–¿Qué piensan los gobernadores de su inclusión en la fórmula?

–Están entusiasmados porque encuentran en uno quizá una vía de diálogo, de llegada directa al gobierno nacional.

–¿Todos están entusiasmados? ¿Los gobernadores peronistas también?

–Habrá algunos que sí y otros que no. Las opiniones pueden ser distintas.

–-¿Le ofrecieron algún lugar en el gabinete para los radicales K?

–No. Sería muy prematuro. Por prudencia, no es conveniente empezar a decir quiénes se van, quiénes se quedan. El gobierno de Néstor Kirchner tiene que llegar con toda la fuerza. Después, será decisión de la senadora quién sigue o quién queda y qué puertas abre para nuestro sector.

–Hace un año usted dijo que coincidía en un 70 por ciento con el Gobierno. Desde entonces pasaron los superpoderes, los DNU, Indec, Skanska, ¿cuál es hoy el porcentaje de coincidencias?

–Seguimos manteniendo esa proporción. Cuando se presenta la senadora Cristina se habla del cambio, el mismo Gobierno entonces está reconociendo que hay cosas que tiene que cambiar.

–¿Pero cuáles serán esos cambios?

–Tenemos que darle mayor institucionalidad, profundizar la internacionalización de la economía, tener una actitud más agresiva en los mercados externos, profundizar las inversiones en materia energética.

–Usted dice que hay que ser más agresivos en la búsqueda de inversiones extranjeras. ¿El Gobierno tiene que reabrir el pago a los bonistas que quedaron afuera de la quita?

–Hay una deuda que todavía no se termina de cancelar. Nosotros en Mendoza hicimos una segunda apertura, logramos un 96 por ciento de adhesión.

–¿Eso no sería incumplir con la promesa de Kirchner de que se iba a mantener esa quita?

–La verdad, no estoy en condiciones de opinar sobre un tema que merece un estudio más profundo para ver si (el pago) está en las posibilidades de Argentina. Hay que ver si de acuerdo a cómo fue planteada la deuda en detalle, o el canje de la deuda, se lesiona un derecho adquirido del que la aceptó. Son temas para seguir negociando.

–El radicalismo K pensaba ubicar a Daniel Katz como compañero de fórmula de Scioli. Hay muchas posibilidades de que esto no ocurra. ¿Lo vive como un fracaso?

–No. Habrá otras formas de integrarse. Todo no pasa por una elección. A lo mejor pasa por compartir un gobierno sumando gente al Ejecutivo.

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