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La mudanza es un escándalo de licitaciones cuestionables

La Armada se muda de Núñez a Vicente López, lo que significó edificios nuevos. El Ministerio de Defensa tuvo que intervenir por las demoras y las denuncias de sobreprecios, y la fuerza busca una salida airosa a lo que ya va creciendo como escándalo.

 Por Nora Veiras

La Armada entregará hoy las 14 hectáreas de la ESMA en Libertador y Comodoro Rivadavia. En ese predio, estigmatizado como el símbolo del terrorismo de Estado, ya no estudiarán futuros marinos sino que será el lugar del Museo de la Memoria, el lugar de otro aprendizaje. Con el desalojo, la Armada supo generarse nuevos problemas: la ministra de Defensa, Nilda Garré, ordenó revisar todas las licitaciones de las obras para la construcción del nuevo polo educativo de la Marina en el municipio bonaerense de Vicente López, a raíz de las múltiples denuncias de irregularidades y demoras. En el Edificio Libertad, la plana mayor de la fuerza está buscando la forma de salir airosa del escándalo, pero más de uno sabe que los habituales ascensos de fin de año esta vez podrían disimular el fin de la carrera por las responsabilidades. En Defensa evalúan también el costo económico y político de anular las contrataciones objetadas.

El 24 de marzo de 2004, el presidente Néstor Kirchner anunció el traslado de la ESMA. A partir de ese momento se formó una comisión especial con participación de los gobiernos de la Nación y la Ciudad para ejecutar el complejo trámite de cambio de destino del edificio. El Poder Ejecutivo dispuso una partida especial de obras públicas para que la fuerza comandada por el almirante Jorge Godoy convocara a las licitaciones. Se decidió que el campo recreativo Hipólito Bouchard de la obra social, en Vicente López, sea destinado a los nuevos edificios del Liceo Naval, el Instituto Universitario Naval, la Residencia de Suboficiales y la Escuela de Guerra Naval.

Las cuatro licitaciones fueron ganadas por la empresa San José Construcciones, que comanda el contraalmirante retirado Basilio Pertiné, cuñado del ex presidente Fernando de la Rúa. Cerca de 68 millones de pesos suma esa inversión, se le adelantaron alrededor de 23 millones y todavía no hay un solo edificio construido. Los cuatrocientos cadetes del Liceo Naval, que pagan una cuota mensual de 650 pesos, cursarán en forma provisoria en el salón de fiestas del predio recreativo de Vicente López. En el caso de los suboficiales que vivían en la ESMA, como no están construidas las viviendas, se dispuso alquilarles habitaciones en distintos hoteles. Los estudiantes del Instituto Universitario fueron trasladados al Edificio Libertad en Retiro.

La empresa San José está bajo sospecha, entre otras cosas, porque fue adjudicataria de las obras sin haber cumplido con los requisitos fiscales. La firma en la que Pertiné se desempeña como director tenía vencido el Certificado Fiscal de Contratación emitido por la AFIP. Ese trámite debe ser renovado cada cuatro meses y es condición para toda firma que aspire a ganar una licitación pública: es el instrumento para comprobar si los oferentes trabajan con el personal en regla. En su descargo ante Garré, el director general de Material Naval, vicealmirante Gustavo Efraín Leprón; el director de Proyectos, contraalmirante Javier Alvarez; el asesor jurídico de la Dirección General de Material Naval, doctor Parrinella; y el capitán de corbeta, arquitecto Fernando Cerutti, argumentaron, el martes último, que se soslayó ese requerimiento porque el precio cotizado por San José era muy conveniente.

En los expedientes que ahora están siendo analizados por el auditor de la cartera de Defensa, Jorge Argüello, aparece otro dato –revelado por Página/12– y que es por demás llamativo. El capitán Cerutti, quien se instaló en la casita del intendente del campo recreativo de Vicente López, se desempeña en la Dirección de Material Naval y a la vez figura en los carteles de la constructora San José como director de obra. Los marinos ensayaron como defensa ante la ministra que el director de obra cobra honorarios equivalentes al 10 por ciento del valor cotizado y como en el caso de San José el monto sumaba 60 millones, la Armada tendría que pagar 6 millones; en cambio, Cerutti negoció un monto menor. Quedó sin respuesta por qué la Armada tendría que hacerse cargo de ese pago si en los pliegos de licitación figura explícitamente que “el contratista asumirá –a su costa– el pago de los honorarios del director de obra”.

Cerutti es un hombre versátil. Además de capitán de corbeta y arquitecto, es laico consagrado y como tal solía ayudar al ex obispo castrense Antonio Baseotto en las ceremonias religiosas. Es en su rol de arquitecto donde está teniendo problemas: también está en cuestión la construcción de la pileta olímpica, por un monto de más de 4 millones de pesos, que se empezó en los jardines del Edificio Libertad, y se paralizó porque el terreno no era apto, ya que se le ganó al río.

Un conflicto adicional se presenta con la Escuela Nacional Fluvial. En ese caso, los doscientos cincuenta estudiantes que se desempeñarán en la Marina Mercante fueron mudados al edificio de la concesionaria de autos Trotter, también en Vicente López. Los padres de los alumnos pidieron explicaciones a la Armada para saber si el edificio tiene habilitación municipal. El viernes pasado se comunicaron con el contraalmirante Leprón, quien les señaló que los responsables son el capitán de navío Giorgi y el capitán de fragata Coria. El edificio definitivo está en manos del Ministerio de Planificación.

Hoy, la ESMA quedará vacía; pero los cimbronazos por las obras de traslado recién se empiezan a escuchar. Godoy, como jefe de la Armada, pensaba para sí dos destinos posibles ante la inminencia de cambio de gestión: o bien pasar a ser jefe del Estado Mayor Conjunto o retirarse y ser designado titular del Complejo Industrial Tandanor-Domecq García; la alternativa no aparece tan clara si no se llega a buen término con las obras. El vicealmirante Enrique Olmedo, director de Personal Naval, quien no estuvo en la reunión con Garré del martes último, está vinculado con el ministro de Planificación, Julio De Vido, y pretendería saltar al Estado Mayor Conjunto, aunque su suerte también está condicionada por el derrotero de las obras que tuvieron que tener su firma para poder ejecutarse. El contraalmirante Edgardo Luis Vidal, auditor general de la Armada, otro ausente en el encuentro con Defensa, es otro de los señalados a dar explicaciones junto con Leprón y el director de Proyectos, contraalmirante Javier Alvarez.

En la Armada repiten que Godoy afirmó que cada ladrillo entregado sería garantizado con un nuevo ladrillo, y los ecos de esa promesa tienen a mal traer al almirantazgo.

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Al dejar la ESMA, la Armada decidió mudarse a un centro educativo nuevo en Vicente López.
Imagen: Gustavo Mujica
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