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APOSTILLAS CARIBEÑAS

En su papel de representante más importante de los comisionados internacionales que funcionarán como garantes de la liberación de los rehenes, el ex presidente Néstor Kirchner ha sido objeto de caza de la mucha prensa internacional que se encuentra en Caracas a la espera de la conclusión del operativo. Lo novedoso es que Kirchner no ha rehusado el contacto y, pese a los modales poco pulidos que suelen tener los camarógrafos, trató de responder todo lo que le preguntaron. Sin salirse mucho del discurso de que su presencia era en representación de la presidenta Cristina Fernández y que se debía al carácter “humanitario” de esta gestión, el ex presidente no dejó micrófono sin atender. Un allegado a la comitiva argentina lo definía así: “Habló con la prensa internacional más en estos dos días que en sus cuatro años y medio de gestión”. Puede que haya exagerado un poco, pero hasta ahí nomás.

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Los diarios venezolanos se divirtieron bastante con el festejo del Día de los Inocentes. Uno de los que más jugo le sacó fue el opositor El Nacional, que le dedicó una página en la que no hacía ninguna referencia al festejo por lo que sólo se podía deducir. En la principal noticia anunciaba una “mejoría” en la relación bilateral entre Venezuela y Estados Unidos. Otra, más abajo, anunciaba que Chávez había resuelto dejar atrás su condición de divorciado y que había resuelto pedirle la mano a la senadora colombiana Piedad Córdoba “con quien ha mantenido una intensa convivencia durante las negociaciones” por la liberación de los rehenes.

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Además de lucir guirnaldas de luces en sus calles y en muchos balcones por las fiestas de fin de año, Caracas también muestra en enormes carteles en edificios públicos y también en carteleras publicitarias la enigmática frase “Por ahora...” en grandes letras rojas sobre fondo blanco. El cartel hace referencia al “Por ahora, no pudimos”, que pronunció Chávez luego de su ajustada derrota en el referéndum del 2 de diciembre pasado. La cita, en su versión breve, se convirtió en bandera del chavismo que promete volver a la carga.

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Sin los acostumbrados trajes, las vestimentas de los funcionarios que viajaron a presenciar el canje humanitario da para todo. El canciller venezolano Nicolás Maduro lució una guayabera blanca. Sacado por Lula de sus vacaciones en la playa, Marco Aurelio García ayer mostró su propio look con un traje de lino blanco y un sombrero panamá de ala ancha que lo protegía del sol abrasador que caía sobre la pista del aeropuerto de Santo Domingo. Algunos lo comparaban con un artista de merengue, otros con Hannibal Lecter en la última escena del Silencio de los Inocentes.

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