EL PAíS

Mundos propios

 Por Horacio Verbitsky

Mientras el gobierno mantenía la pulseada con la Sociedad Rural y sus arietes chacareros por la aplicación de retenciones móviles a la hiperrentable producción sojera, distintos grupos políticos o intelectuales explicaron que la verdadera índole del conflicto era otra:

Partido Obrero: La descomposición del nacionalismo burgués pone de manifiesto el lugar histórico irremplazable que tiene la construcción de una alternativa obrera y socialista. Propuso una revolución agraria y nacional que expropie los grandes capitales latifundistas y financieros y nacionalice el comercio exterior bajo control popular.

Partido Trabajadores por el Socialismo: El gobierno es hipócrita: la suba de las retenciones no es para mejorar la distribución de la riqueza sino para el fraudulento pago de la deuda externa que sigue en aumento. La clase trabajadora debe aprovechar la crisis para ponerse al frente con sus propias demandas y reclamos, en unidad con los peones rurales y los pequeños chacareros, exigiendo a la Federación Agraria la ruptura de su actual alianza con la Sociedad Rural.

Martín Caparrós, diario Crítica: Quizás el primer error no haya sido un error sino triste coherencia. Si el Gobierno hubiera exceptuado a los pequeños chacareros el impuesto “habría tenido otra legitimidad: habría sido un pequeño intento redistributivo. No lo hicieron; puede que haya sido un error, pero es más probable que haya sido coherencia”, ya que “el proceso de concentración económica no para y las grandes empresas siguen beneficiándose más y mejor que nadie.” El segundo error fue “mandar tropa para reconquistar la Plaza”.

Partido Comunista Revolucionario: Apoya el “paro agrario” contra “las medidas confiscatorias”. El 24 “se llenaron las plazas y el gobierno reprimió con patotas” y “grupos parapoliciales”. El robo con las retenciones lo terminan pagando los trabajadores con la baja de sus salarios. La protesta agraria es “la más importante y combativa de los últimos años”. La cultura piquetera “ha llegado finalmente al campo, empujada por la percepción de que el único lenguaje que entiende la Casa Rosada es el de los fierros”.

Movimiento Socialista de Trabajadores: “Contra la oligarquía terrateniente y la soberbia de Cristina”. Pidió la renuncia del ministro Lousteau. Los cacerolazos fueron espontáneos, “protagonizados por millones de argentinos que empezaron a hartarse” y cantaban “Que se vayan todos”.

Fernando Solanas: “Se debe volver a hablar de Reforma Agraria. Las retenciones son sólo una medida frente a la necesidad de articular un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario, que tiene que incluir la restitución de las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes; la nacionalización del comercio exterior en ambos rubros; políticas que permitan el acceso democrático, barato y con créditos de largo aliento a la tierra para volver a tener cientos de miles de productores, repoblar el país y reconstruir la soberanía alimentaria y las economías regionales”.

Convergencia Socialista: La mayoría de las organizaciones de izquierda que en 2001 “exigían que gobiernen las asambleas populares de la clase media urbana ahora se niegan a apoyar decididamente a la clase media rural”. En esta situación crítica hay sólo dos trincheras. “A las clases medias rurales hay que acercarlas al proletariado y a la izquierda. ¡No arrojarlas a los brazos de la oligarquía!”

Claudio Lozano: “La política irresponsable del Gobierno Nacional” alineó a los pequeños y medianos productores en el cuestionamiento a las retenciones junto a los beneficiarios y promotores del lamentable modelo sojero. El gobierno tiene un discurso perverso. Incluso dice querer desojizar el campo, cuando en función de la construcción de su caja fiscal fue hasta hoy socio pasivo del boom sojero por la vía de las retenciones”. Propone aplicar retenciones dentro de “un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario que reoriente el destino del campo en función de profundizar la agregación de valor, generar empleo, repoblar el país, aumentar el número de productores, facilitar el acceso a la tierra, reforestar lo devastado, sanear las áreas infectadas por agrotoxinas y transgénicos y devolverles las tierras robadas a los pueblos originarios”.

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