EL PAíS › EN LA TRASTIENDA DEL ESCENARIO

Del enojo a la satisfacción

 Por Daniel Miguez

A pesar de estar absolutamente convencidos de que fueron los empresarios del campo quienes rompieron el diálogo para volver al lockout, en la cúspide del Gobierno dicen que decidieron hacer un esfuerzo más y que por eso ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner puso paños fríos con su discurso, repleto de llamados a la concertación, a la unidad, al debate y en contra de los enfrentamientos y las divisiones.

Si bien no hizo una referencia explícita a las cámaras agrarias, casi todas sus palabras estuvieron dirigidas a los dirigentes de esas entidades y del discurso se desprende, como anticipara Página/12, que si hoy los ruralistas no extienden la medida de fuerza, desde la Casa Rosada serán llamados inmediatamente a dialogar.

No le habrá sido fácil a la Presidenta sostener su discurso cuando desde su posición en el escenario se podía ver la pelea entre militantes de los gremios de camioneros y de albañiles. Mientras ella hablaba, un colaborador de Hugo Moyano –que minutos antes había convocado a deponer enfrentamientos– decía al oído del sindicalista que la batalla con palos y piedras la estaban protagonizando sus propios muchachos. La cara del camionero, mezcla de enojo y estupor, lo decía todo. Sabía que su gente había arruinado la fiesta que debía tenerlo a él mismo como uno de los protagonistas. Pero su furia no pudo igualar a la de la Presidenta y a la de Néstor Kirchner. La trastienda del escenario parecía un polvorín a punto de estallar. Aunque no encontraron a Moyano para descargarse, porque el camionero había partido raudo a tratar de calmar a los suyos, que no cesaban de reeditar la riña de San Vicente con la gente de Gerardo Martínez.

En ese marco, la Presidenta logró dejar en claro la idea de poner calma en el conflicto con los ruralistas. En su acortado discurso hizo seis referencias en la misma línea:

- “El gran desafío para todos, y para el justicialismo, será convocar a la concertación plural.”

- “El país necesita del esfuerzo de todos los argentinos.”

- “Los enfrentamientos, las divisiones sólo han servido para dividir al pueblo.”

- “Convocamos desde este espacio a todos los argentinos sin distinción a debatir y discutir en un marco democrático para profundizar la transformación.”

- “Voy a ejercer la responsabilidad sin rencores, sin antagonismos, sin falsas divisiones.”

- “El trabajo, la producción, el esfuerzo y la unidad son las banderas más importantes.”

La Presidenta había llegado con demora a la cancha de Almagro. La retuvo en la Casa Rosada una reunión con el CEO de Volkswagen a nivel mundial, Martín Winterkorn, y el presidente de la filial argentina, Viktor Klima, quienes la pusieron al tanto de una inversión de 400 millones de dólares que va a hacer la empresa. Por allí la pasó a buscar Néstor Kirchner y sin tiempo para cambiarse subieron al helicóptero que los llevó al barrio de Villa Raffo, en Tres de Febrero, donde la nueva cúpula del PJ los esperaba en el palco desde hacía 45 minutos.

Se suponía que sería el megaescenario para la asunción de Kirchner como presidente de un renovado PJ. El ex jefe de Estado había venido trabajando a sol y a sombra desde el verano para coronar ese tejido político un día de mayo ante un estadio lleno. Pero la realidad muchas veces es esquiva y, como muchos repiten, la única verdad. Por eso dejó su tarde estelar para otro momento y le cedió todo el protagonismo a su esposa.

Lo habían resuelto el martes a la noche en la intimidad de la Quinta de Olivos, pero con una variante. La idea original era que Kirchner diera un discurso corto, sobre el honor de conducir el partido que fundó Juan Domingo Perón y algunas palabras más, para después sí dejarle el cierre a ella. También estaba convenido quiénes hablarían antes.

Sin embargo, Kirchner optó por no decir palabra y sólo usó el micrófono para decirles a los integrantes del Consejo Nacional del PJ que le iba a ceder la palabra a la máxima autoridad de la República. Aunque no hubo trascendidos sobre este pequeño cambio, es posible que Kirchner haya advertido que la pelea entre sindicalistas –que había arrancado cuando comenzaba a hablar Capitanich– no paraba y quiso acelerar los tiempos para que el acto terminara cuanto antes.

Cuando la Presidenta regresó a la Casa Rosada, ya concentrada en la reunión que debía mantener con los banqueros de Adeba, dicen que se le había pasado un poco el enojo por los incidentes y que había quedado conforme con el mensaje. Sólo le faltaba conocer la reacción de los dirigentes de las entidades agrarias, positiva según las primeras noticias que le alcanzaron. Esas señales abrieron en el Gobierno la expectativa de que los ruralistas decidan hoy no extender el lockout y les posibilite volver a convocarlos al diálogo.

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