EL PAíS › REUNIóN TRILATERAL ENTRE CRISTINA FERNáNDEZ, LULA Y CHáVEZ

De a tres y con buena onda

Los mandatarios de Argentina, Brasil y Venezuela mostraron la mejor sintonía durante estos días y lo coronaron con un encuentro. CFK le comunicó al brasileño que liberará la exportación de trigo. También hablaron de energía.

 Por Fernando Cibeira

Desde Tucumán

Cristina Kirchner y Luiz Inacio Lula da Silva se reunieron dos veces ayer, y en la segunda ocasión sumaron al cónclave a Hugo Chávez, en una atípica trilateral. Los tres resolvieron potenciar la ecuación energía-alimentos (Venezuela tiene uno, Argentina el otro, Brasil bastante de los dos) y relanzar, según lo consideró Chávez, el eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires “fundamental para la geopolítica de Sudamérica”. Para ponerlo en concreto, a Brasil le significó el anuncio de Cristina Kirchner de que Argentina liberará la exportación de 500 mil toneladas de trigo que tenía en stand by desde que se disparó el lockout agropecuario. “A medida que vuelve la normalidad de trigo, vuelve la normalidad de los contratos con Brasil”, se entusiasmó Lula.

Los tres, el núcleo fuerte del Mercosur, mostraron la mejor sintonía durante estos días. Incluso, Lula había viajado a Caracas a visitar a Chávez como una escala a trasmano de la cumbre. En la sesión plenaria se la pasaron intercambiando bromas y guiños. En el cierre, cuando Cristina Kirchner le cedió la presidencia pro témpore a Lula, también cambiaron de lugar. “No me importa quedarme con el cartel de Brasil”, aceptó la presidenta argentina cediéndole su lugar en la cabecera de la mesa.

Chávez buscó la complicidad. “Perón lo dijo, el siglo XXI nos encontrará unidos o dominados”, agregó luego de recordar los 34 años desde el fallecimiento de “mi general”.

Lula envolvió a todos en el cierre. “La defensa de la institucionalidad” y “no perder la paciencia”, recomendó para la solución de problemas que alguna vez lo tuvieron a maltraer y que ahora atraviesa Argentina.

Luego del Mercosur los presidentes cambiaron de salón para un breve encuentro de la Unión Suramericana –Unasur– reclamado por la chilena Michelle Bachelet, del que no trascendieron detalles. Y cuando ya parecía que la actividad concluía y que cada presidente seguiría su camino, Cristina Kirchner, Lula y Chávez volvieron a cambiar de habitación para una fotografía con las manos entrelazadas.

En la previa, la relación no se presentaba tan amistosa. Estaba el tema de Sidor –la empresa de Techint que Chávez nacionalizó– entre Venezuela y Argentina. Y la paralización de los cargamentos de trigo argentino a Brasil que obligó a Lula a poner arancel cero a las importaciones de Estados Unidos para no desabastecer el mercado local. Pero los presidentes eligieron mostrarse juntos y disimular cualquier controversia.

“Le dije a Cristina que tenemos un problema energético en el continente americano y que tenemos que trabajar juntos para resolverlo. Tenemos problemas de energía en la Argentina y en la medida que siga creciendo la economía los problemas van a seguir creciendo”, sostuvo Lula y anunció su propuesta de encomendar a una misión de “alto nivel” un relevamiento real del potencial energético del Mercosur.

Chávez apuntó que entre el potencial energético de Venezuela, el potencial industrial de Brasil y el potencial agroalimentario de Argentina se crea “un eje de potenciamiento de Sudamérica”.

En el gobierno argentino lo que más valoraron fue el rotundo apoyo de Chávez ante el conflicto agropecuario. Lula, aseguraban, había dado instrucciones a sus funcionarios de evitar cualquier declaración que pudiera irritar a Cristina Kirchner. Por eso, el ministro de Economía, Celso Amorim, fue cauto en su parecer sobre las retenciones, a las que sólo criticó si se mantenían a largo plazo. Más enfático resultó el asesor internacional de Lula, Marco Aurelio Garcia, un hincha del Mercosur y del vínculo con Argentina. “Es una herramienta de una política económica soberana. Uruguay tiene control de precios y nadie se queja”, respondió.


El fantasma de la IV Flota

El misterio de la cuarta flota quedó –valga la redundancia– flotando en la Cumbre. Hugo Chávez la trajo a colación a propósito de un artículo que escribió Fidel Castro y que a su vez se refería a otro aparecido en Clarín, sobre la visita a Sudamérica de la poderosa IV Flota de Estados Unidos. Pretendidamente en viaje de ayuda humanitaria, Chávez cuestionó el armamento que traía. “Vienen por los recursos naturales, que son estratégicos”, alertó. El tema lo retomó luego Lula en su conferencia de prensa. Reveló que cuando se enteró de la presencia, le ordenó al canciller Celso Amorim que le pidiera a la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que informara los motivos del traslado de la flota. Todavía esperan respuesta. “Qué casualidad que Brasil encontró petróleo a 300 kilómetros de su costa y después aparece por allí la IV Flota de Estados Unidos”, lanzó.

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Chávez, Cristina Fernández y Lula posan sonrientes para la fotografía de rigor.
Imagen: Télam
 
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