EL PAíS › LA MUJER QUE SE TRANSFORMó EN ABANDERADA DE LOS REPRESORES

El verdadero rostro de Cecilia

Defensora del obispo Baseotto, del capellán Christian Von Wernich, de cuanto represor andaba suelto en espera de un juicio, Cecilia Pando se dejó llevar por su instinto. Las cámaras de la tele, que tanto usó, la expusieron sin maquillajes.

 Por Nora Veiras

Los ojos desorbitados, la mandíbula copándole el rostro, la voz ronca lastimada de tanto gritar. Cecilia Pando se convirtió ayer en la atroz caricatura de sí misma. Su odio y rencor quedaron al descubierto en forma y contenido. La mujer que sigue repitiendo que “los desaparecidos están vivos en España” se mostró en plenitud tras la condena a un grupo de represores en Corrientes. Ante la Justicia, la amenaza de muerte.

En los estertores del verano del 2005, la esposa del mayor del Ejército Rafael Mercado empezó a construirse como icono de la ultraderecha a partir de una carta de lectores publicada en La Nación. La defensa del entonces obispo castrense Antonio Baseotto fue la excusa para criticar la política de derechos humanos del gobierno de Néstor Kirchner. “En esa famosa carta manifesté mis ideas, lo que pienso, porque me sentí y me siento agredida continuamente por el presidente de la Nación. Primero, con el hecho de que lo había sacado a monseñor Baseotto del obispado castrense. Porque el presidente en ese tema no es nadie, tiene que cerrar la boca y respetar lo que dice el Vaticano. Pero él siempre quiere más, quiere pasar por sobre la autoridad del Vaticano”, explicó.

Baseotto oficiaba de padre espiritual de los familiares y represores que empezaban a ser detenidos por delitos de lesa humanidad. Pando, joven, madre de siete hijos, docente, apareció como el mascarón de proa de una remake de los Familiares y Amigos de Muertos por la Subversión (Famus), la entidad que durante el alfonsinismo había intentado contrarrestar la lucha de los organismos defensores de los derechos humanos.

A medida que ganaba espacio en los medios, aparecieron los sponsors. Bernardo Neustadt la catapultó como uno de “los talentos” de su fundación. Mercado fue pasado a retiro por no haberse diferenciado de los dichos de su esposa, agraviantes para el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, a la sazón, el Presidente, pero rápidamente consiguió trabajo en Scanner S.A. La empresa fundada por el teniente coronel retirado Héctor Schwab, detenido en el 2003 por orden del juez español Baltasar Garzón, le dio cobijo y apeló a sus contactos para encontrarle lugar a Pando en uno de los colegios de Fasta. La Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (Fasta), que encabeza el cura ultranacionalista Aníbal Fosbery, quien supo acompañar en los ’70 a José López Rega a Libia, es uno de los refugios del matrimonio y lugar de estudio de sus hijos.

En ese momento desde la secretaría de la Unión de Promociones, Schwab apadrinó a su hija María Pía y a Pando para formar la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina (Afyappa). Remeras blancas con una gran bandera argentina encerrada entre rejas –la “Patria presa”– fue el distintivo de ella y otras señoras frente a los tribunales de Comodoro Py. “Reclamamos libertad ya, para todos los detenidos sin sentencia o proceso por supuestos delitos de la década del ’70. Una Navidad sin presos políticos será el primer paso para terminar este cíclico proceso de venganzas, nuestra historia tiene demasiados vaivenes. Quiera Dios que mañana la venganza y la revancha política que hoy se implementan no causen nuevas víctimas al pueblo argentino”, empezó a arengar en diciembre de 2005.

Para entonces ya se había acercado al entonces ascendente Juan Carlos Blumberg y aportado conciencias de colegios de la zona norte a sus marchas por seguridad. En marzo de 2006 irrumpió en la Casa Rosada. Como asesora de la diputada Nélida Mansur del partido de Luis Abelardo Patti, se coló en un acto por el Día de la Mujer y cruzó a Kirchner a los gritos. Se quejó, con razón, porque su esposo había sido castigado por los dichos de ella en función del código castrense. Fue un ensayo de los gritos desaforados. Poco después amenazó con encadenarse a las rejas del Edificio Libertador, sede del Ministerio de Defensa, y a los pocos días se le impidió entrar en un acto en el Colegio Militar.

Así, a fuerza de escandaletes Pando fue forjando su lugar mediático. En el camino había quedado el otro rostro femenino de la defensa de los represores: Karina Mujica. La ex novia de Alfredo Astiz tuvo que resignar protagonismo cuando una cámara la descubrió en un prostíbulo marplatense. La doble moral la alejó de las luces y la relegó a una escuela de danza y folklore en Luján. Su militancia en Memoria Completa quedó opacada.

Las señoras de Afyappa redoblaron esfuerzos al ritmo del avance de los procesos contra los represores. Aparecieron en las audiencias del juicio al capellán de Ramón Camps, Christian Von Wernich y Pando tuvo un primer conato de gritos hasta que le prohibieron entrar. En la página web políticaydesarrollo, escribió horrorizada por el traslado del cura al penal de Marcos Paz: “Dios, que en su infinita sabiduría sabe escribir derecho con las conductas torcidas de los hombres, seguramente encontrará en este injusto traslado la posibilidad de que otros detenidos encuentren la paz y el apoyo espiritual que necesitan para soportar su calvario”.

Este año la tropa pandista intentó disputar cada martes la Plaza de Mayo. Un grupo raleado pintó crespones cerca de los pañuelos de las Madres para pedir justicia por “los muertos por la subversión”. Entrenadas ya, se sumaron a más de una marcha en favor del reciente lockout ruralista.

Pando había aparecido en el inicio del juicio en Corrientes y fue consecuente en el final. Desencajada, dejó al descubierto la impotencia de su marginalidad.

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Imagen: Bernardino Avila
 
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