EL PAíS

El juego de Nosiglia

 Por Gustavo Veiga

Desde diciembre de 1995, cuando Mauricio Macri accedió a la presidencia de Boca por primera vez, Enrique “Coti” Nosiglia mantiene una relación estrecha con el jefe de gobierno porteño. Por entonces, puso todo su empeño y experiencia política al servicio de un proyecto institucional y deportivo que, doce años después, le permitiría al ingeniero cambiar su despacho en la Bombonera por otro en la Jefatura de Gobierno. En el partido se explican ésta y otras relaciones políticas del ex fundador de la Junta Coordinadora con una frase futbolera: “Juega en todas las canchas”. Con el gastronómico Luis Barrionuevo ha mantenido una empatía semejante.

Las visiones sobre el verdadero poder que detenta van desde las que señalan cómo su influencia se mantiene intacta hasta las que hablan de un poder “muy debilitado”. Por lo pronto, en la Capital, el joven Carlos Más Vélez, que preside el comité partidario, le responde. “El Coti tiene una idea muy clara del poder. Habla con todo el mundo, pero en todo caso, la pregunta que se impone es: ¿para qué quiere el poder?”, dice un militante de la Corriente Progresista, vinculada con el ex ministro alfonsinista Aldo Neri y que también lideraba la fallecida Gabriela González Gass.

En la Legislatura porteña se tejen habladurías sobre Nosiglia y su presunto doble juego. Un diputado que la integra, y que pidió reserva de su nombre, le dijo a este diario que baja línea para que los radicales “híbridos” –como los denominó– se sumen al PRO. El político más enigmático de la UCR hoy no tiene cargos partidarios, pero sigue dando que hablar tanto por el poder que se le atribuye como por su invisibilidad.

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