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“No vivir a menos de cien metros”

Una subestación transformadora de tensión es una central eléctrica que recibe electricidad de alta tensión y, a través de dos transformadores de 132 mil voltios cada uno, la convierte en media tensión. Así, la energía modificada es transportada a través de cables aéreos que recorren las calles del barrio hasta otros transformadores, más pequeños, que disminuyen hasta los 220 voltios de uso casero.

Si bien es difícil localizar una opinión formada en el ámbito científico respecto del tema, tanto esa clase de subestaciones como los cables que transportan la energía hacia las casas son considerados una amenaza para la salud debido a los campos electromagnéticos que se forman a su alrededor. Desde 1950 en adelante, prestigiosas universidades de diferentes países han llevado a cabo estudios que confirman la relación entre campos electromagnéticos y la propensión de adultos y niños a desarrollar enfermedades como cáncer y leucemia. Uno de los más significativos es el “Informe Karolinska”, realizado por el Instituto sueco que lleva el mismo nombre sobre cerca de 450 mil personas que habían vivido a menos de 300 metros de una línea de alta tensión entre 1960 y 1985. En la conclusión, los investigadores María Feychiting y Anders Ahlbom, a cargo del trabajo, recomiendan “no vivir a menos de cien metros de una torre o línea de alta tensión”, ya que encontraron indicios, proporcionados por pruebas de laboratorio de animales y personas expuestas a elevados niveles de electromagnetismo, de que éste influye en determinadas formas de cáncer. Además, el estudio también advierte sobre el riesgo de leucemia entre la población infantil localizada a menos de 300 metros de las líneas de alta tensión.

Informe: A. B.

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