EL PAíS › LíNEAS DONDE YA FUNCIONA

Pagar con tarjeta

La tarjeta para pagar el boleto del transporte no será novedad para algunos habitantes del conurbano: allí algunas líneas ya la tienen en funcionamiento, aprovechando el dispositivo que poseen las máquinas expendedoras actuales, pero que la mayoría de las empresas de transporte nunca habilitaron para su uso.

“Como las máquinas venían ya preparadas para leer tarjetas, decidimos poner el mecanismo en funcionamiento de una”, contó José Luis Pérez a Página/12. Trabaja en el área de Control de Servicio de Monte Grande S. A., empresa que administra las líneas 245, 394 y 501 que recorren esa localidad del sur del conurbano y que se convirtieron, en 1995, en los primeros colectivos en los que se podía pagar el boleto con tarjetas magnéticas.

A diferencia del sistema de boleto electrónico que, según la voz oficial, en 90 días podrá usarse en colectivos, trenes y subtes del área metropolitana, las tarjetas magnéticas que funcionan en la 245, la 394 y la 501 son descartables, similares a las que funcionan en la línea 148 –El nuevo Halcón S. A.–, que une Plaza Constitución con Florencio Varela, y los pases de subte, aunque de cartón un poco más resistente. Se trata de un rectángulo con una cinta magnética donde están cargados los datos del importe de esa tarjeta y de donde la máquina expendedora de boletos en cada colectivo descuenta el valor del boleto.

Mientras apuraba su paso para alcanzar al colectivo que estaba a punto de partir de Plaza Constitución sin pasar por la cabina boletera, María la buscó dentro de su cartera. Finalmente, encontró el cartoncito y comentó: “Me costó acostumbrarme. Al principio compraba una y me olvidaba de que podía usarla más veces y sacaba boleto con monedas sin darme cuenta. Pero ahora no salgo si no tengo una con carga encima”.

Los usuarios de la 148 pueden comprarlas en las cabinas que hay en las salidas de la plaza porteña y en la terminal de Florencio Varela. Un boletero de la línea aseguró que “se acerca bastante gente a comprarla, aunque no más de los que sacan boletos. Muchos compran de a un pasaje. Es difícil desembolsar de una 15 pesos”. Según la empresa, cerca del 25 por ciento de sus pasajeros utiliza el mecanismo. De cincuenta personas que se acercaron en un par de minutos a una de las cuatro ventanillas de Constitución, sólo dos solicitaron tarjetas. Para Eloísa y Mirta, el mecanismo es “buenísimo”. Son madre e hija, viven en la Capital pero suelen tomar el 148 varias veces al mes. Viajan a Florencio Varela y usan hace años la tarjeta magnética, ya que “es mucho más práctica, porque no tenés que andar preocupándote por las monedas”, coincidieron.

El sistema es un oasis en el de-sierto en el área metropolitana, pero no es novedad en otros puntos del país. En Rosario, Santa Fe, hace más de 12 años que se aplica. Los rosarinos pueden viajar en todas las líneas de colectivo que recorren la ciudad con tarjetas magnéticas de dos y seis viajes.

Si bien Santiago Manzi, inspector de la línea, sostuvo que los pasajeros pueden optar por comprar pases de 10, 15 y 20 pesos, en las cabinas de Constitución sólo se conseguían de 15. Monte Grande S. A. ofrece una modalidad más a sus usuarios, de 5 pesos. El único lugar en el que cualquiera de ellas puede ser adquirida es en la estación de Monte Grande.

Cómoda para la mayoría de los usuarios, la comercialización de las tarjetas es el único inconveniente que mencionan. “Sirve para aquellos que tomamos los colectivos en las cabeceras de terminal. Los que toman el colectivo en la mitad de su trayecto no tienen más chance que acercarse hasta donde las venden para usarlas. Si no, a rastrear monedas por cielo y tierra”, opinó Alberto, antes de subir al 148 rumbo a su lugar de trabajo, en Quilmes.

Informe: Ailín Bullentini.

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