EL PAíS › CóMO CAMBIó LA TV POR EL VIRUS

Se mira y no se toca

 Por Emanuel Respighi

Además de ser tema central de noticieros, periodísticos y cuanto programa en vivo con panelistas haya, el brote de gripe A también comienza a hacer mella puertas adentro de la industria televisiva. A la decisión de extremar las medidas de higiene en los estudios y sets de grabación, la TV local sumó la suspensión del ingreso de público en aquellos programas que lo permitían, la postergación de algunos estrenos en los que participaban ciudadanos comunes y la determinación de ciertos productores de minimizar las escenas con besos y/o contacto físico en ciclos de ficción. A su vez, el viernes Julián Weich en Justo a tiempo comenzó a popularizar “el beso de codo”. La entrega de los premios Martín Fierro y Fund TV se postergaron hasta nuevo aviso, y Los exitosos Pell$ no tendrá cierre con público en teatro. Con mayores precauciones, por el momento la producción televisiva sigue adelante. Eso sí: por estos días, la tele se mira y no se toca.

Cuando la gripe A se diseminó en México, Televisa y TV Azteca tomaron al decisión de suspender los besos en sus culebrones. Aquí, los empresarios aún no tomaron una medida colectiva común. Sin embargo, Enrique Estevanez, el productor de Herencia de amor (lunes a viernes a las 15, por Telefé), anunció que retocará los guiones para que los personajes se den los besos mínimos e indispensables. “No vamos a dejar de hacer escenas de besos en Herencia de amor, pero sí vamos a evitar que haya besos que no sean necesarios en la historia. Decidimos tomar algunas precauciones porque el tema lo merece. En caso de que por libro tenga que haber un beso en la historia, si lo puedo postergar lo postergo. Y si el beso es vital para la trama, nos aseguramos de que los actores no tengan ningún síntoma, ni fiebre, ni dolor de garganta”, explicó Estevanez al sitio www.televisión.com.ar. En el resto de las productoras de ficción, hasta ahora no se ha llegado a tanto: sólo se diseminaron recipientes de alcohol en gel y toallitas húmedas entre los elencos.

Si años anteriores llevar a ver a los niños los programas de TV era una salida gratuita e interesante para pasar las vacaciones de invierno, en este largo y obligado receso la pantalla chica sólo sirve de niñera electrónica. Es que ciclos como Showmatch, El casting de la tele, Pasión de sábado o La tarde es nuestra pasaron a emitirse sin público en los estudios, como una medida de prevención. El domingo, la gala semanal de Operación triunfo se realizó con un tercio del público que habitualmente concurre al programa. Hay quienes fueron más allá: El último pasajero, el programa de Endemol en el que estudiantes de quinto año compiten por un viaje de egresados a Bariloche, no pudo grabarse y fue reemplazado por la emisión de Vecinos invasores, la primera de una serie de películas para teens que los canales reprogramarán en las próximas semanas. Por su parte, el debut de Dale que va, el ciclo de entretenimientos con público que conducirá Marcelo De Bellis en América, se postergó para evitar llenar estudios de gente.

No sólo la ficción y el entretenimiento televisivo se vieron afectados por la influenza. En América, la pantalla abierta más periodística, los directivos decidieron que las producciones de los programas trabajen desde sus casas y sólo vayan a la emisora para el aire de los ciclos. Incluso, para evitar aglomeraciones de gente, Canal 7 suspendió el concierto que la Orquesta Sinfónica de la emisora iba a brindar hoy en la inauguración oficial de la muestra “200 años de historia argentina”, que de todas maneras se puede presenciar gratuitamente en la puerta del edificio de Figueroa Alcorta y Tagle. Por culpa de la gripe A, la tele volvió a transformarse en ese mágico y aspiracional mundo con el que el público no tenía relación más allá de la que generaban los rayos catódicos.

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