EL PAíS

El que no corre

 Por Horacio Verbitsky

La lógica de la penalización concluye con las operaciones militares en gran escala y la intervención extranjera. El libro blanco de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos que se analizó en la reunión de presidentes de la Unasur, el viernes en Bariloche, fue redactado hace cuatro meses luego de un seminario del Air Mobility Command. Como todo libro blanco es de difusión pública, lo cual no le resta gravedad a sus afirmaciones. Las preocupaciones de los vecinos de Colombia son comprensibles luego del bombardeo del año pasado a un campamento de las FARC en Ecuador. Pero el documento Global En Route Strategy, o Estrategia Global de Tránsito Aéreo, muestra que el comercio de narcóticos se invoca para otros fines, vinculados con el rol global de Estados Unidos. El documento afirma que el Comando Sur no tenía una estrategia de transporte aéreo en la región porque se había focalizado en la lucha antinarcóticos, que no lo requiere. Agrega que en forma reciente el Comando Sur comenzó a buscar un sitio apto para establecer bases de operaciones móviles. Menciona las facilidades aéreas que los aviones estadounidenses utilizan en Cayena, Aruba y la isla de Ascensión, e identifican Palanquero como la ubicación ideal para que los aviones que salen de la base de Charleston, en Louisiana, puedan alcanzarla sin necesidad de repostar combustible en vuelo, tarea compleja y costosa. Otra ubicación considerada fue Recife, en el nordeste brasileño, pero el documento afirma que se descartó “por razones políticas”. Se comprende: mientras Uribe pugna por la habilitación para aspirar a un tercer mandato presidencial, y cuenta para ello con el apoyo de Estados Unidos, ni Lula ni quien lo suceda en la presidencia de Brasil permitirían el uso de su territorio con ese propósito. La base aérea de Recife fue creada hace siete décadas para su empleo en la Segunda Guerra Mundial y operada por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos desde su creación hasta la década del 70. Los estadounidenses se estacionarán en tres bases aéreas, dos navales y dos militares de Colombia. La fundamental es la de Palanquero, descripta como un Cooperative Security Location o emplazamiento de cooperación en materia de seguridad. Su pista de 3500 metros de largo y los 43 millones de dólares que invertirá Estados Unidos para ponerla en condiciones óptimas, la tornan apta para el apoyo a operaciones contra el narcotráfico pero al mismo tiempo para la estrategia global de tránsito aéreo en el continente y para la proyección extracontinental, en especial hacia Africa. La reunión presidencial de Bariloche promovida por CFK superó la sensación de crisis provocada por la ausencia de Uribe al encuentro de Quito en el que Rafael Correa asumió la presidencia pro tempore de la Unasur. También preservó la continuidad de esa alianza regional, con un documento en el que se afirman algunos principios generales muy apropiados, pero no pudo impedir el asentamiento de esas fuerzas estadounidenses en territorio sudamericano, precisamente porque forman parte de una estrategia global. Eso, más que la mecánica de una reunión pública que hubiera preferido reservada, explica el malhumor de Lula, el único de los asistentes que piensa en ese tablero mundial. La Unasur no se partió, pero guarda en su seno el huevo de la serpiente.

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