EL PAíS

Reflexiones a partir de una sentencia inédita

Testimonios recogidos por Mariana Seghezzo


Monique Altschul *

“Era lo que esperábamos”

“La condena era lo que todos estábamos esperando. Como la ley es muy reciente, hasta ahora ha habido únicamente rescates de víctimas y no juicios a los culpables. Es un delito muy complicado que está en la encrucijada entre la discriminación y la corrupción. Porque a las mujeres y niñas secuestradas se las considera sólo como un cuerpo de consumo cuando en realidad es un problema de derechos humanos y, en general, el delito es permitido por funcionarios, jueces o policías que están relacionados con el negocio o miran para otro lado. Aunque esperábamos que la ley fuera igual para todas y no diferenciase las penas en relación con las edades de las chicas esclavizadas, permitió que comenzaran a ser rescatadas muchas más víctimas, porque es una ley federal que posibilita las búsquedas de provincia en provincia. De hecho, si la norma hubiese existido cuando desapareció Marita Verón habría sido mucho más fácil encontrarla: lo típico de la trata de personas es que las mujeres o niñas sean trasladadas a distintos lugares para que les sea más complicado poder escapar. De todas maneras, todavía no se pudo resolver el problema que acarrean las víctimas cuando vuelven a sus provincias o pueblos. La mayoría de las veces son revictimizadas porque se vuelven a encontrar con las personas que las engañaron, las secuestraron, las violaron y las torturaron, para doblegar su voluntad.”

* Integrante de la fundación Mujeres en Igualdad.


Silvina Sierra *

“Sentimientos encontrados”

“La condena me genera sentimientos encontrados. Por un lado, me hubiera gustado que fueran muchos más que 10 años de prisión, porque nunca se hacen efectivos. Pero también me siento muy orgullosa de haber podido estar presente, con mis compañeras, en el juicio apoyando a la hermana de Carolina F., una de las víctimas que todavía está desaparecida. Lo paradójico o, si se quiere, consecuente con el delito es que la primera condenada sea una mujer, siempre son ellas las ‘perejiles’ de las redes de trata. Aunque fue cómplice de las torturas y las violaciones que sufrieron las chicas, esta mujer no es más que la puntita de una cadena mucho más perversa, empezando por el proxeneta que las prostituía. En tal sentido, como la gente pide seguridad por todos lados, deberíamos como sociedad comenzar a repudiar este delito tan aberrante, ya que muchas personas se están haciendo millonarias con las cuerpos de estas mujeres y niñas. Para estos verdaderos delincuentes el cuerpo femenino es una mercancía y todas somos potenciales putas. Todos nos tenemos que sumar y también los gobiernos. Argentina es un país de tránsitos para las redes, y Santa Fe una de las provincias con más captación de chicas a nivel nacional. No podemos desentendernos, es un delito que debe ser considerado de lesa humanidad: a más de 30 años de la última dictadura militar se siguen violando los derechos humanos de estas pibas que vienen de los sectores más vulnerables de la sociedad.”

* Presidenta de la Asociación Las Diversas.


Mercedes Assorati *

“El primer paso de la lucha”

“El fallo es el primer paso para continuar con la lucha, pero todavía quedan muchas cosas por hacer. Por ejemplo, hay prostíbulos que los hemos denunciado en 2006, 2007, 2008 y 2009 y continúan funcionando aunque dentro se encontraron chicas menores de edad esclavizadas. En Argentina la prostitución no está prohibida, sin embargo sí lo está el proxenetismo, y los cabarets generan eso: en el mejor de los casos, mientras las chicas se llevan el 50 por ciento del dinero que recaudan, la otra mitad es del dueño del lugar que lucra con la actividad sexual de otro, que es un delito tipificado en el Código Penal. De todas maneras, creo que ahora esta situación está cambiando, porque ya no se trata de un proxeneta con siete chicas, sino de bandas de crimen organizado, que están en estrecha relación con el tráfico de drogas y de armas. Entre los delitos lo que se comparte son las rutas de traslado de mercancías. Históricamente, en nuestro país el sistema de prostibularios cuenta con el apoyo policial, que a cambio de un canon preestablecido estimula la trata de personas para explotación sexual. Luego, ése es el dinero que financia las campañas y mantiene la política. Hay que tener en cuenta que en este momento esa plata no funciona sólo como caja negra, sino que es el primer negocio ilegal en Europa y el segundo en todo el mundo. Entonces, si seguimos permitiendo que este delito continúe, en los próximos años vamos a ser Colombia.”

* Fundación El Otro.

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