EL PAíS › INTIMIDAN A UNA QUERELLANTE DE LA CAUSA FECED

Todo revuelto y sangre en el pañuelo

 Por Martín Piqué

“Ojalá que esto, en vez de asustarnos, nos dé fuerzas para juntarnos”, dice, desde Rosario y sin alardes de dramatismo, Josefina González. Tiene 33 años, es estudiante de Derecho y está casada hace un mes y medio con el abogado Federico Reynares Solari. Conocida como “la Tana” por sus amigos, es una de las querellantes en la megacausa Feced. Se supone que González debería estar protegida: está inscripta en el programa de protección de testigos de Santa Fe. Sin embargo, el miércoles 30 de diciembre, entre las 16 y las 16.15, desconocidos ingresaron a la vivienda que comparte con su marido. No robaron nada a pesar de que a la vista había dinero para un viaje. Sí revisaron fotos de álbumes y portarretratos. También revolvieron los cuartos. En una puerta del fondo dejaron un pañuelo que González tenía como recuerdo de la marcha por los 1000 jueves de las Madres de Plaza de Mayo. Sobre el pañuelo aparecieron manchas de sangre.

La causa Feced investiga crímenes cometidos en la Jefatura de Policía de Rosario durante la dictadura. El nombre de la megacausa, que involucra a 87 víctimas y 166 testigos, proviene del nombre del ex jefe de la policía de Rosario Agustín Feced. Por esos hechos están imputados seis represores: entre ellos el general Ramón Díaz Bessone, a cargo del II Cuerpo de Ejército. Y la historia familiar de Josefina González está trágicamente ligada a la represión en lo que fue el centro clandestino que funcionaba en el Servicio de Informaciones de la policía rosarina. Su mamá, Rut González, fue secuestrada el 19 de julio de 1976 junto a sus dos hijas: Mariana, que tenía tres años, y la propia Josefina, entonces de cinco meses.

Rut estuvo detenida casi tres meses hasta que la asesinaron el 5 de octubre. Ese mismo día fueron asesinadas la tía de Josefina, Estrella González, y su marido Héctor Vitantonio. Diez meses antes de esos hechos, las patotas que actuaban en la represión ilegal habían hecho desaparecer al papá de Josefina, Dardo José Tosetto, y a su abuela materna, Amorosa Brunet de González. “En la causa Feced yo soy testigo pero también querellante”, dice Josefina. “También soy querellante porque en la causa se investiga el secuestro de mi hermana, que tenía tres años, y el mío, que tenía cinco meses. Las dos recibimos golpes, a mí me dejaron el bazo inflamado y luego me lo tuvieron que sacar. Y me falta la punta de una oreja”, cuenta a Página/12 la joven estudiante de Derecho.

La violación del domicilio de Josefina está siendo investigada por la Justicia y el gobierno santafesinos. El próximo martes se realizará una conferencia de prensa en la Secretaría de Derechos Humanos provincial. Allí se pedirá el esclarecimiento del hecho. Josefina todavía se pregunta cómo pudo ser que ingresaran a su casa si debería estar custodiada. “Aparentemente, la persona que estaba afuera se había retirado al baño. Todavía mucho no sé, estoy esperando a ver qué me dicen”, comenta Josefina. Pero nada evitará el impacto que significó encontrar los cuartos revueltos, constatar que las fotos de casamiento habían sido retiradas del álbum y vueltas a colocar, descubrir que alguien había dejado a la vista unas fotocopias de la declaración indagatoria a Díaz Bessone.

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