EL PAíS › LA ESTRATEGIA K Y SU REASUNCIóN EN EL PJ

Con la mira fija en 2011

 Por Martín Piqué

Uno de sus hábitos más conocidos como presidente era revisar todos los días los números de la economía, obsesivamente. Dos años después, ya como ex mandatario, su rutina sigue incluyendo costumbres recurrentes. Una de ellas, según cuentan sus allegados y también miembros del Gabinete, es revisar encuestas que miden imagen positiva y negativa. En medio de los conflictos que atraviesa el gobierno de su esposa, Néstor Kirchner no deja de consultar cómo lo percibe la sociedad. Lo hace de forma periódica. Y cuando puede, compara sus números con los que obtiene el vice Julio Cobos. La semana pasada, por caso, festejó que su imagen positiva duplicaba a la de Cobos en un distrito del segundo cordón, en el sur del conurbano. Quizás era un caso aislado. Pero el interés que mostró Kirchner, como también su reacción posterior, demostraron que el ex presidente se sigue imaginando como uno de los candidatos presidenciales de 2011.

Su decisión de ser uno de los protagonistas principales de la pelea por la sucesión de CFK se desprende también de sus movimientos en Olivos. Porque desde sus oficinas en la quinta presidencial, Kirchner suele monitorear en persona –o a través del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández– la dinámica de alineamientos y lealtades en el peronismo. Así pasó con algunos intendentes tras la irrupción en el escenario bonaerense de la rebeldía impulsada por el intendente de Tigre, Sergio Massa, y su par de La Plata, Pablo Bruera. Tras tomar nota de la intención de ambos jefes comunales, que es construir una confederación vecinalista de intendentes, el propio Kirchner se encargó de comprobar hasta dónde había llegado el desafío. Entonces habló con los intendentes de Bahía Blanca, Lanús y San Martín. Los tres habían asistido a una reunión convocada por el tándem Massa-Bruera; algunos medios habían interpretado esas presencias como un aval al proyecto político del tándem.

Ante la consulta de Kirchner, Cristian Breitenstein (Bahía Blanca), Darío Díaz Pérez (Lanús) y Ricardo Ivoskus (San Martín) le bajaron el tono a la reunión y dijeron que no pensaban abandonar el oficialismo. El propósito del santacruceño era comprobar hasta dónde había avanzado el desafío a su conducción dentro del PJ bonaerense. Las aclaraciones llevaron cierta tranquilidad. En la quinta de Olivos saben que en los meses que vienen deberán estar atentos a los posicionamientos que surjan en la provincia de Buenos Aires. El diagnóstico que circula dentro del Gobierno sobre el proceso que se abrió con el 28 de junio –y que siguió con la votación de las comisiones en Diputados, el 3 de diciembre– adjudica a la situación económica la causa principal del debilitamiento del kirchnerismo. “La crisis mundial y la reacción tardía ante el deterioro de las variables sociales nos provocaron una fuga de votos”, es la conclusión más escuchada entre la dirigencia oficialista.

En relación con el futuro inmediato, en Olivos y la Casa Rosada confían en que el éxito de la temporada turística será la primera confirmación de lo que todos los analistas pronostican para este año: un 2010 con altos índices de crecimiento y una notable recuperación económica. Aparte de los efectos de la suba de la actividad y el consumo, en el Ejecutivo no descartan apelar a dos medidas de impacto rápido en el poder adquisitivo: subir las jubilaciones y aumentar el importe que reciben los beneficiarios de la asignación universal por hijo. Según pudo saber Página/12 de un importante funcionario nacional, se está evaluando llevar la asignación universal de los actuales 180 pesos a 240. El financiamiento de ambas iniciativas sería más rápido si el Gobierno logra que el Congreso habilite el uso de casi 6500 millones de dólares en reservas para pagar vencimientos de deuda, como está previsto en el Fondo del Bicentenario.

Pero en el oficialismo saben que ni el poder económico ni la oposición están dispuestos a que el matrimonio presidencial pueda intentar fortalecerse políticamente apelando al gasto público. “La oposición quiere que paguemos la deuda con el presupuesto, lo que nos deja menos margen para política social y obra pública. Pero el dilema del kirchnerismo es la acumulación crónica de reservas. Si no podemos pagar deuda con reservas de libre disponibilidad, vamos a terminar 2011 con 60 mil millones de dólares de reservas. ¿Quién las va a usar? Ellos quieren que sea el próximo presidente, que imaginan será Cobos”, analizó ante este diario un miembro del Gabinete.

Si el escenario económico promete un repunte de la actividad, Kirchner espera apuntalar aún más la ola con políticas expansivas. Su expectativa es que a principios de 2011 la suba de la economía haya mejorado su performance en las encuestas. “Massa y Bruera se equivocan. Lo que no ven es que el ciclo kirchnerista va a tener una recuperación hacia fin de año”, pronostica ante Página/12 un dirigente del oficialismo con pasado de intendente y varios mandatos en el lomo. La previsión es compartida por varios hombres del PJ bonaerense que, por esa misma razón, han elegido poner en práctica aquella máxima tan cara al peronismo de “desensillar hasta que aclare”. En ese marco es que Kirchner prepara su primera gran movida política de este año: su reasunción como presidente del PJ.

El regreso será con toda la pompa y en el Chaco, con el ascendente Jorge Capitanich de anfitrión. Gobernador desde 2007, Coqui tuvo un importante protagonismo en la puja con Redrado: aportó su experiencia como ex titular de la comisión de Finanzas del Senado, cargo por el que integró la bicameral que discutió la remoción de Ricardo Branda del directorio del Banco Central.

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