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Chaw Fan

- Sueño. Tema recurrente entre los argentinos en Beijing, Cristina Kirchner suele arrancar sus ruedas de prensa contando sus problemas para dormir. “Me despierto siempre de madrugada y no puedo seguir durmiendo. Cuando me duermo de vuelta, ya me tengo que levantar”, sintetizó repitiendo la experiencia de los argentinos aquí, que sufren la gran diferencia horaria. “¡Es terrible! Pero, bueno, es la consecuencia de dar la vuelta al mundo. Cuando hablo con Kirchner, le digo: ‘Te voy ganando por medio día’”, contó. A la fea sensación por la falta de sueño no contribuye el insólito clima de Beijing, que desde el fin de semana está como envuelta en una nube. Humedad, calor y una neblina permanente dan el marco adecuado como para un mal sueño.

- Desfile. La Presidenta contaba orgullosa que Hu Jintao felicitó a los argentinos por el desfile del Bicentenario. Ella retrucó felicitándolo por el impactante desfile que hizo China para conmemorar los 60 años de la revolución. “Fue un poco más grande, ¿no? Nosotros movilizamos unas 6 millones de personas en total y ellos deben haber sido 6 millones desfilando”, ironizó. Contó que Hu Jintao le aseguró que la organización del acto le llevó seis meses, lo que no pareció tanto.

- Senadoras. Dos senadoras viajan acompañando la comitiva presidencial: la sanjuanina Marina Riofrío y la santiagueña Ada Iturrez de Cappellini. Dicen las malas lenguas que la Presidenta las invitó para que no votaran en contra del proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo. “Yo creo que la invitación es en reconocimiento a mi trayectoria. Y no lo dudé: si la Presidenta me invita, tengo que venir”, explicó Riofrío, quien reconoce que pensaba votar en contra del proyecto en la Cámara alta. Con todo, también dijo no estar de acuerdo con las críticas que le hacen desde sectores de la Iglesia, comentarios que ya generaron una dura respuesta de parte de CFK.

- Shopping. Además de la Ciudad Prohibida y la Gran Muralla, en los últimos años Beijing agregó una nueva atracción turística. El Silk Market (“Mercado de seda”, aunque de seda no le queda nada) es definido por los integrantes de la comitiva argentina como la feria de La Salada, pero dentro de un edificio con varios pisos. Ahí ningún producto es original, pero algunos lo disimulan mejor que otros. Así es posible comprar un traje Armani por unos 80 dólares. Entre sus pasillos es posible cruzarse con turistas de todas partes del mundo y hay que ir preparado porque se practica el arte del regateo violento: la regla es que hay que ofrecer el 10 por ciento (o menos) de lo que piden. Si piden 100, hay que ofrecer 10 y ahí empieza la diversión.

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