“Miren qué lindo que está. Cómo no voy a estar enamorado de él, si es lo más lindo que existe en el mundo”, preguntó a la concurrencia, micrófono en mano, Vanelli, en broma pero visiblemente arrobado ante Larrese. Eran los primeros minutos de oficializada una relación que lleva más de la mitad de sus vidas. Pero tras bromas y momentos emotivos, llegaron las promesas combativas. “Esto nos permite tener fuerza para ir al Congreso y pedir los derechos que faltan: la ley de identidad de género, la ley antidiscriminatoria y muchas más”, se congratuló, a modo de plan de acción, María Rachid, a quien la jueza y los recién casados pidieron unas palabras tras el intercambio de anillos. De momento, se estima que en las próximas semanas se celebrarán otros 200 casamientos entre personas del mismo sexo, anunciaban los activistas de la diversidad en medio de la salida del Registro Civil, tumultuosa por la expectativa de la prensa pero también porque arreciaba una tormenta infinita sobre la ciudad. Poco después, los recién casados aún daban entrevistas para explicar por qué el problema de la homofobia no lo sufren las personas LGBT, sino los homofóbicos. Larrese, lo graficó así: “¿Qué culpa tiene el avión si sos fóbico a volar?”.