El bajo presupuesto en salud, que a la vez es subejecutado, tiene consecuencias graves. El número de camas hospitalarias disminuyó un 13 por ciento en relación con 2007: pasó de 8373 camas a 7282 en 2009. Después de cinco años, en 2009 volvió a subir la tasa de mortalidad infantil en la Ciudad a 8,3 fallecimientos por cada mil nacidos vivos, un punto por encima del 7,3 que se registró en 2008. Esta tasa resulta aún más alarmante si se contrastan los datos por área de la Ciudad: en la zona sur se registra la mayor mortalidad, con el 12,8 por mil.

La propuesta en materia de salud incluida en el Plan de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, presentado por Mauricio Macri ante la Legislatura, tenía como objetivo “buscar favorecer la accesibilidad al sistema sanitario para la población sin cobertura, fortaleciendo el modelo de gestión hospitalaria”. Los hechos muestran otra cosa; comenzando por la ejecución al primer trimestre de 2010, que fue de apenas el 17,9 por ciento, incluso menos que en el mismo trimestre de 2009, que fue del 19,1. Esto significa que para el Servicio Social de Salud, con presupuesto de 3993 millones de pesos, se gastaron sólo 713 millones de pesos.

En Infraestructura y Equipamiento se gastaron en el primer trimestre 6,3 millones de pesos sobre 150 millones aprobados en la ley de presupuesto (el 4,2 por ciento), con el agravante de que se realizó un recorte de 95 millones de pesos al presupuesto original.

El informe de Fappu señala algunas deficiencias puntuales en el servicio hospitalario de la Ciudad:

- En la mayoría de los hospitales de la Ciudad: Argerich, Durand, Rawson, Ramos Mejía, entre otros, no hay disponibilidad de camas.

- El Hospital María Ferrer no cuenta con guardia pediátrica. Se lleva a cabo una política de reducción de personal, poniendo en riesgo el funcionamiento del hospital.

- El Hospital Tobar García, cuya especialización es la atención psiquiátrica infanto-juvenil, y para el cual estaba prevista su total remodelación y ampliación, sólo está funcionando con la guardia, y sus consultorios externos permanecen clausurados. Además el estado edilicio es altamente deficiente.

- Con respecto a la distribución de medicamentos, el Gobierno intentó centralizar la compra y distribución de éstos, pero con una mala planificación que provocó desabastecimiento y el vencimiento de medicamentos que no se entregaron y fueron quedando en los depósitos.