Desde Río Gallegos

Los carteles que señalan cada esquina de la avenida presidente Julio Roca, la principal de Río Gallegos, aparecieron intervenidos por un militante anónimo: carteles blancos reemplazaban el nombre del genocida por el de Néstor Kirchner, rebautizando la arteria. No fue la única señal de que no era un día más: después de las dos de la tarde, los negocios bajaron las cortinas y prácticamente todo el mundo fue dejando sus trabajos y hogares para acercarse al cementerio a despedir por última vez al “santacruceño más importante de la historia”, como coincidían en calificarlo los vecinos.

Esa sensación se confirmó al mediodía, cuando se realizó una misa en su honor en la sede de la gobernación provincial: el mandatario Daniel Peralta no pudo contener su emoción y rompió en llanto mientras pronunciaba unas palabras sobre quien fuera su padrino político. “Nuestro amigo, nuestro conductor, nuestro hermano, no se fue, cerró los ojos y nos está cuidando”, dijo antes de quebrarse. Lo observaban militantes y vecinos que se habían acercado hasta el lugar. El gobernador les pidió que levanten “las banderas con la frente en alto en cada rincón de Santa Cruz”. Poco después, en diálogo con la prensa, destacó que el ex presidente “hizo que se vuelva a hablar de política, a favor o en contra, pero de política” y celebró que “los jóvenes estén participando con mucha fuerza” en la militancia. “Para ellos tiene que ser nuestro legado y nuestro esfuerzo”, completó.

“La muerte de Néstor dejó mudo de tristeza a mi pueblo”, dijo, a su vez, el padre Mario Soto, encargado de dar la ceremonia religiosa. El sacerdote, nacido y criado en Río Gallegos, aseguró “conocer bien a Kirchner” desde que era joven. “Siempre hablábamos de las cosas de nuestro pueblo, y en ese sentido puedo asegurar que Néstor nunca se olvidó de su pueblo, siempre ayudó, aun en cosas muy pequeñas, y eso lo sé muy bien”, recordó. También lo definió como “alguien que nunca nos mintió, ni cuando estuvo en la intendencia ni luego desde la gobernación, ni tampoco cuando le tocó ser Presidente de los argentinos”.

En el abarrotado Salón Blanco de la gobernación había un retrato del ex mandatario, algo que no hubo en el velatorio que se llevó a cabo en Casa Rosada ni en la última ceremonia que anoche se realizó en la capilla del cementerio municipal: a esa foto le lloraron y dedicaron ofrendas los cientos de vecinos que se acercaron.