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Encuentro con un sargento

¿Ana dio a luz en Campo de Mayo?

–Desde mi borrosa visión de pueblo del interior, tengo entendido que fue ahí. Una vez tuve una entrevista personal con el sargento Ibáñez. Este Ibáñez fue un suboficial, según cuenta. Nos hizo una cita a mí y a una hija de Robi Santucho en un lugar del gran Buenos Aires. Yo estaba en Ramos Mejía. Tomé un tren y fuimos a parar a una plaza, no me acuerdo cuál, al lado del tren. No sabíamos a quien buscábamos, el tipo nos identificó a nosotros.

–¿Qué pasó?

–Nos preguntó: “¿Ustedes son los hijos de Santucho y Menna?” “Sí”, le dijimos. Y entonces nos sentamos en la plaza. Estaba con otro hombre, desconocemos quién, nos contó lo que quería contar: él nos citó, y él nos contó.

Ibáñez les dijo que el 19 de julio de 1976 él estaba en Campo de Mayo, lo mismo que declaró más tarde en la causa que investiga dónde está el cuerpo de Santucho. Contó que el líder del PRT llegó con un hilo de vida, que intentaron conservarle la vida para interrogarlo, pero no lo lograron. Según Ibáñez, murió poco después, herido de bala. Les dijo aquello de que el cuerpo había sido embalsamado, ubicado en lo que se llamó Museo de la Subversión. Ramiro preguntó por su mamá. El hombre no dijo nada. “No sabemos si es que no sabía y mi mamá no había llegado a ese lugar en ese momento por el embarazo, o en realidad Ibáñez se estaba cuidando.”

–¿Cuándo lo vieron?

–Era el año ’97. Hacía un relato pausado. Estaba con el otro tipo que no sabemos quién es. Se lo veía mal, no bien, como golpeado. Me contó que él llevaba café a los oficiales y cuando lo hacía pasaba por delante de la sala de tortura. Que más de una vez vio a mi viejo diciendo: “¡No lo puedo creer! ¡Me preguntan por la guita!”. “¡Me preguntan por la guita!” Que lo tuvieron bajo tortura durante un tiempo importante y que después llegaron algunos oficiales con cuaderno y lápiz como para hacerle preguntas más de teoría, como si papá les hubiera dado clases de algo. Supongo que le estarían preguntando por la ideología del PRT. Nos dijo que un día vino Santiago Omar Riveros. Entró como loco, como que pasaba algo y a tomar una medida urgente, como si le hubiesen dado una orden para que se los trasladara, que se los matara. Y él dice que fue con una anestesia. Pentotal o Pentonaval, algo así... Me dijo el nombre y todo porque fue quien tuvo que ir buscarlo y llevarlos. Los durmieron y los cargaron arriba de un avión y los tiraron al mar. Liliana Delfino, la mujer de Santucho, estaba con papá. El hombre habló con cierta admiración de los dos.

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