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“Estoy ansiosa por verla”

“Yo salí en libertad en abril del ’79, a la tarde, y me fui a la Casa Cuna. Llegué allá y las monjas me dijeron ‘las subversivas no entran’. No me dejaron verla, ni nunca más mi hija estuvo ahí”, contó María de las Mercedes Moreno. Ella estaba segura de que la beba había pasado por la Casa Cuna porque una enfermera se lo había confirmado a su hermana mayor. “Incluso mi hermana había podido verla dos o tres veces.” Después le perdieron todo el rastro.

“Pasé ocho meses detenida en la D2”, relató ayer a Página/12. “Yo ya tenía siete meses de embarazo y al poco tiempo de estar detenida empecé con pérdidas, se me adelantó el parto. Me llevaron a la maternidad provincial y allí nació, pero nunca la llegué a ver, ni siquiera me la mostraron.”

“Pensé que la iban a dejar en la maternidad hasta que... tampoco yo pensaba que podía salir viva de ahí, porque estábamos en un baño, metidas de a cinco, tabicadas, no pensaba salir viva de ahí. Pero después vinieron los camiones del Ejército, nos llevaron. Creíamos que nos iban a matar, pero no, nos llevaron a la cárcel del Buen Pastor.”

“Ahí mi familia me pudo visitar y una hermana mía se puso a buscar y supo por una enfermera amiga de ella que la nena estaba en la Casa Cuna. La fue a ver, vio que la nena estaba perfecta, hermosa. Después, cuando yo salí en libertad, me corrieron. También fui al Juzgado de Menores y salió el juez en persona a decirme que yo no había tenido ninguna hija. Incluso me amenazaron con que no hiciera mucho lío porque yo ya tenía cuatro hijos y estaba sola.”

“Nosotros somos de una familia humilde. Tengo diez hijos, veintidós nietos y dos bisnietos. Los crié haciendo de todo, trabajando en un bar, en un geriátrico, en lo que fuera. Ahora me ayudan mis hijas, una tiene un almacén, otra un local de ropa, todas están bien. Paola fue la que vio el anuncio en la televisión un aviso de Abuelas y llamó por teléfono, vinieron inmediatamente.”

“Ellas hicieron todo. Esta gente es lo máximo, ellos en un año hicieron lo que... yo no tengo cómo agradecerles lo que hicieron.”

“No la pudimos ver todavía porque nos pidió un tiempo. Solamente sé que está casada y tiene dos hijos. Estoy ansiosa por verla porque ya son 34 años de buscarla. La única que la vio fue una de la abogadas de Abuelas, que nos dijo que es hermosa. Todas le preguntamos, ¿y a quién se parece? Y como la abogada le encuentra algo parecido a cada una de las hermanas que le preguntan, la nariz de ésta o los ojos de otra, cada cual está creída que se parece a ella.”

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