EL PAíS

Difícil en todas partes

 Por Mario Wainfeld

En muchos países, en la mayoría, los tribunales son hoscos con los humildes, acentúan la desigualdad social. La Argentina no es una excepción absoluta, lo que no es consuelo ni debe inducir a resignarse.

Ferdinand von Schirach es un abogado penalista alemán, contemporáneo. Ha escrito dos libros notables, recordando vivencias de su carrera. Se caracteriza por el laconismo, por ahorrar reflexiones teóricas o morales. Del libro más reciente, Culpa, se extrae este relato. Sucede en una ciudad muy poblada, mayormente por gente pobre y muchos inmigrantes.

Un alemán nativo lleva a su perro a pasear, topa con un inmigrante que tiene un pitbull. Los perros se pelean, el pitbull daña al otro. Los dueños discuten, el inmigrante golpea al alemán, lo derriba, lo patea brutalmente en el piso. La víctima denuncia el hecho.

La policía averigua, le llega el dato de que hay un tal Turan que es dueño de un pitbull. Lo buscan, no lo hallan, pero dan con otro extranjero, un tal Turan. Suponen que la información inicial es imperfecta, comienzan a citar a Turan. Este, por limitaciones culturales o temor, no lee ni responde las intimaciones. La burocracia va planteando citaciones más severas, ninguna es atendida. Turan es arrestado, va preso. Un buen tiempo después llega su defensor, Von Schirach.

Con facilidad advierte que Turan no es el culpable. Es un hombre pequeño, con un defecto en las piernas que le impediría vapulear y aun patear a alguien. No tiene perro, es más: detesta a los animales. Lo excarcelan, más tarde se realiza la audiencia del juicio oral. El damnificado asiste, declara que ése no es su agresor. Es la primera vez que se lo ponen delante. Turan es liberado.

Al detenido sin justa causa, el Estado alemán le paga una indemnización de once euros por día. No es gran cosa, es algo. Turan pierde el derecho a reclamarla porque deja transcurrir el plazo estipulado para pedirla.

Von Schirach no agrega nada. Este cronista lo hará. Turan tuvo suerte dentro de la desgracia. Podía haberle tocado un defensor distraído o incompetente. En la Argentina la llegada a la audiencia de reconocimiento, en promedio, podría haber demorado mucho tiempo. Y sobran presos sin condena que esperan el proceso en la cárcel. Todo lo que padeció fue consecuencia de errores, de una máquina que funciona sola, de ser pobre o marginal. A Tarun no lo buscaron más.

Dijimos que Von Schirach no editorializa. Tal vez sea mejor decir que lo hace con sutileza. El relato se titula “Justicia”.

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