EL PAíS › EN LA CUMBRE PREVALECIO LA IDEA DE QUE LA UNASUR DEBE SALIR DEL LETARGO

Con el desafío de avanzar

Los presidentes consideraron una gran señal en beneficio de la integración los resultados de las elecciones en Chile, Bolivia, Uruguay y Brasil. Hubo consenso en poner en marcha el Banco del Sur y armar una nueva arquitectura financiera regional.

 Por Fernando Cibeira

Desde Quito

Ya con sede propia, el desafío de la Unasur es salir del letargo y avanzar en pasos concretos. “En la demora está el peligro, nos hemos demorado mucho”, advirtió ayer el presidente de Ecuador, Rafael Correa. La idea prevaleció en todos los discursos pero, de nuevo, resultó difícil deducir cuánto se había avanzado. En la declaración final que emitieron los presidentes se limitó a expresar que se acogía “con beneplácito” el informe elaborado por el grupo de trabajo sobre la ciudadanía suramericana, una idea en la que tanto Correa como el secretario general, Ernesto Samper, habían insistido en los últimos días.

Lo del edificio propio está muy bien, coincidieron todos, porque “se requieren equipos de tiempo completo para avanzar”, como expresó Correa. También consideraron una gran señal en beneficio de la integración los resultados de las elecciones en Chile, Bolivia, Uruguay y Brasil, que ratificaron la confianza en las gestiones de dirección progresista. “Los resultados demostraron el vigor de la democracia en nuestra región”, evaluó el ecuatoriano. “Está el equipo de Unasur completo y todos miran para el mismo lado”, aportó Samper.

“Unasur entra ahora en su etapa de mayores desafíos, aquella que, como dice el secretario general, necesita ser ‘sentida’ por sus ciudadanos en el día a día”, sostuvo la brasileña Dilma Rousseff. “Tenemos en claro la importancia de la integración en nuestro continente. Y, por lo tanto, consideramos que es fundamental buscar formas de integración tanto económica como de infraestructura, tanto logística como energética”, agregó.

Una de las razones que atentó contra la continuidad de esta cumbre fue que se dividió en dos días y dos ciudades y fueron pocos –Cristina Kirchner fue una de ellos– los que estuvieron en ambos encuentros. Rousseff, el colombiano Juan Manuel Santos, el boliviano Evo Morales y el paraguayo Horacio Cartes participaron ayer, mientras que la chilena Michelle Bachelet, el peruano Ollanta Humala y el uruguayo José Mujica estuvieron sólo el jueves, en Guayaquil.

Pero también daría la sensación de que cuando se habla de avanzar en el proceso de integración no todos los presidentes piensan en lo mismo. Para el gobierno argentino, por ejemplo, está claro que el bloque regional tiene un carácter esencialmente político y que el resto de las cuestiones entra en un segundo plano. “Es un lindo sueño”, contestó ayer el canciller Héctor Timerman cuando lo consultaron a propósito de la cuestión de la ciudadanía suramericana. Lo mismo presenta dudas la propuesta de Correa de dejar de lado la característica del bloque de tomar las decisiones por unanimidad y reformar el estatuto de manera que se permitan las mayorías calificadas. Timerman sostuvo que si se tomaba esa decisión, paradójicamente, debía hacerse por unanimidad. Es que Colombia y Perú se sienten en minoría en una región donde la mayoría de los gobiernos tienen un registro más de izquierda.

En cambio, en lo que hay consenso es en la puesta en marcha del Banco del Sur –a lo que Correa añadió el Fondo del Sur–, para cumplir el objetivo de armar una nueva arquitectura financiera regional. El presidente ecuatoriano repitió casi textuales conceptos que había pronunciado durante la apertura del jueves, cuando consideró que la peor pérdida de soberanía era depender del sistema financiero internacional. Reiteró el ejemplo del caso argentino y le volvió a transmitir la solidaridad a Cristina Kirchner por el litigio con los fondos buitre. “Separados, será el capital trasnacional quien nos imponga las condiciones”, arengó.

Correa prefirió no culpar a la crisis mundial y sus consecuencias en la región por el parate del bloque en los últimos tiempos. Eligió hablar de la seguidilla de tragedias que se produjeron con la muerte de Néstor Kirchner y Hugo Chávez y el agravamiento de la salud del venezolano Alí Rodríguez, quien fuera secretario general de la Unasur. “Además, sabemos que fuerzas intra y extra regionales no quieren la integración”, sostuvo.

Ahora, ya con sede propia y equipos trabajando full-time en los temas de la agenda, será más complicado encontrar motivos en caso de que no haya avances en las próximas cumbres.

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