La muerte de Alberto Nisman no es un caso policial cualquiera porque tiene trascendencia política nacional y sobre todo internacional. En una asombrosa y descuidada denuncia, el fiscal había acusado a la Presidenta y al canciller Héctor Timerman de jugar a favor de los sospechosos iraníes del atentado contra la AMIA. La denuncia fue desestimada por la Justicia tras la intervención de un juez federal, dos camaristas federales y un fiscal de Casación, que coincidieron con los juristas de más renombre del país en que no existía ningún delito en la imputación. En ese momento, quedó la sensación de que el texto de Nisman fue impulsado por los ex hombres de la SIDE argentina, siempre alineados con la CIA, la derecha republicana de Estados Unidos y la inteligencia israelí, con Antonio Horacio “Jaime” Stiuso como personaje en las tinieblas.

Lo llamativo es que una parte trascendente de la investigación está hoy en manos norteamericanas.

En primer lugar, los forenses y los criminalistas oficiales consideran que Nisman murió el domingo 18 a la mañana, mientras que quienes sostienen la postura de que al fiscal lo asesinaron afirman que le dispararon el sábado cerca de las 20. Una clave para esclarecer este punto es el ingreso de Nisman a su computadora, registrado en la notebook a las 7.35 del domingo, lo que echaría por tierra la hipótesis de la muerte el sábado. Entre los movimientos que hizo en ese ingreso hubo un acceso a su cuenta de Yahoo. Tanto los informáticos como la fiscal Viviana Fein le preguntaron a la norteamericana Yahoo a qué hora tiene registrado ese acceso. Por ahora, ninguna respuesta.

La segunda cuestión que quedó en manos norteamericanas es un supuesto acceso masivo, con la colocación de pendrives, a las 20.07 del domingo, es decir cuando Nisman ya estaba muerto pero su cuerpo no había sido encontrado. Para los informáticos está claro que se trató de un error producido por una actualización del sistema operativo Windows. La empresa Microsoft se presentó en la causa, pero dijo que debían esperar respuestas desde Estados Unidos.

En el ambiente de la informática y las pericias, se considera que la división Cibercrimen de la Metropolitana –la que interviene en el caso Nisman– está íntimamente ligada a Estados Unidos y los servicios de información de ese país. La jueza Fabiana Palmaghini desplazó a la Federal de la pericia y ésta estuvo a cargo de Sonia Vitale, luego llamativamente desplazada y reemplazada por Ezequiel Sallis, un hombre de numerosos viajes a Estados Unidos.

El tercer punto, más relevante que el anterior, es que Nisman produjo una serie enorme de movimientos de dinero desde una cuenta no declarada en el banco Merrill Lynch de Nueva York. El juez Rodolfo Canicoba Corral ya le pidió al banco y a la Justicia norteamericana que colaboren con la pesquisa. Se trata de fondos que no se sabe de dónde salieron. Por ahora, no hubo respuesta.

Por último, no es un dato menor que el gran operador de Nisman durante la investigación del caso AMIA fue Stiuso, quien ahora está recluido en un paradisíaco resort de Florida, Estados Unidos, llamado Portofino. Las actuales autoridades de la Agencia Federal de Inteligencia concretaron varias denuncias contra Stiuso, aunque inicialmente tropezaron con el problema de que había dado domicilios falsos.

El dato sobre el ingreso a Yahoo y los movimientos en el Merrill Lynch parecen fundamentales en la pesquisa. No está claro si habrá respuestas de Estados Unidos, donde es conocido que distintos organismos responden a distintos intereses. Incluso respecto de Irán muchísimas cosas cambiaron desde que hace un mes se firmó un trascendente acuerdo entre Estados Unidos e Irán de recorte del programa nuclear de Teherán. Los republicanos quieren rechazarlo presentando a Irán –igual que a Cuba– como un estado casi terrorista, mientras que para la Casa Blanca el acuerdo es un camino para bajar los peligros de guerra en la zona.