EL PAíS › LO QUE DIJO ERNESTO “NABO” BARREIRO

“Nos verán desfilar”

Esta vez sin power-point, como ha sido su estilo a lo largo del juicio, Ernesto “Nabo” Barreiro no tuvo argumentos para su propia defensa. Sus últimas palabras se centraron en atacar a los fiscales, jueces y abogados querellantes. Pero también se permitió soñar con una vuelta a la vida pública de la mano del cambio de gobierno, que incluya que él también desfile como veterano un día de la Independencia.

Parado, con el micrófono atado a un corbatero que trajo para la ocasión, con tono engolado y voz ceseosa, contó que “tuve una profunda emoción cuando vi desfilar el 9 de julio a mis camaradas del monte y de la ciudad, los del Operativo Independencia, de Malvinas, de La Tablada… Así que estoy seguro de que tarde o temprano nos verán desfilar a muchos de nosotros frente al pueblo de nuestra querida patria”. Y terminó con un fallido intento poético: “Y así por fin, las sombras tenebrosas del efímero relato serán borradas para siempre por el sol perenne de la historia”.

Pero la mayoría de su alegato lo usó en criticar a otros. El represor está furioso con algunos abogados de las querellas y con el fiscal Facundo Trotta –“el joven Trotta”, lo nombra sarcástico– porque lo llamó mentiroso. Tampoco se privó de amenazar a los jueces con el dedo índice en alto, diciendo que “el tercero de los juicios de Nüremberg fue contra los jueces y fiscales que no cumplieron bien con sus funciones” durante el Holocausto. Y les deseó el “peor de los infiernos del Dante que es el noveno círculo, el que les toca a los traidores, a los que engañan a aquellos que creyeron en ellos. Así que todo es posible”.

El juez Díaz Gavier tuvo que interrumpirlo varias veces cuando su soliloquio iba hacia el agravio directo a los querellantes “obsesivos”, como los calificó, o al fiscal “barbado” (Rafael Vehils Ruiz). Con la misma lógica que usó en su apogeo como represor, Barreiro intentó descalificar a fiscales y abogados de las víctimas por haber participado en “conferencias o paneles” en el Día de la Memoria el 24 de marzo. El juez le ordenó que dejara ese punto: “Estas son sus últimas palabras –lo situó–. Acá no nos incumbe qué hacen o hicieron los querellantes, los fiscales y hasta los jueces fuera de esta sala”. El imputado replicó con una chicana: “Me callo entonces”. A lo que el juez, rápido, contestó: “No. No se trata de que se calle. Se trata de que haga sus últimas palabras sin agraviar a cada uno de los que han actuado en este proceso judicial”.

Con ironía, Barreiro agradeció “a la Justicia por agravar los padecimientos físicos que padezco, le doy gracias a la Justicia por las privaciones de toda índole en la cárcel”. Entre las privaciones tal vez se cuente una requisa donde les secuestraron a los represores vinos espumantes, aparatos de mp4, tablets, módems y hasta un consolador.

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