ESPECIALES

Lectores y lectoras de Página/12 opinan

Sobre el debate del suplemento anterior: ¿Hay que despenalizar la eutanasia?

1 La utopía de los cuerpos

La cuestión es la historia develada de lo viviente: el Homo Sapiens. El torrente de pensamiento posmoderno ha instaurado un juego de lenguajes y prácticas tecnocientíficas acerca del sentido de la realidad de lo viviente, “el cuerpo”. Este ha sido el objeto de la medicina, práctica abierta, exploradora y empírica con medios tecnológicos que construyen nuevos discursos con sus “pacientes”, como también la relación de los individuos con sus cuerpos, dejando nebulosas científicas, que son oportunamente capitalizadas por doctrinas religiosas, quedando al margen de la discusión las complejas legislaciones que apuntan a determinar los derechos que tiene el humano sobre su propio cuerpo. La idea de intervención en el “principio de finitud” pone en desequilibrio las respuestas que adoptan las diversas religiones y las diversas morales, que garantizan el equilibrio apoyado en la “providencia”, o en Dios, quien decide la vida y la muerte.

Hoy asistimos a nuevas formas de pensar, fuera del dualismo cartesiano “Pienso luego existo”, descomponiendo el antiguo orden habitual de la naturaleza cuerpo y alma para instalar el cuestionamiento: “porque existo, pienso”, dotando al cuerpo del Homo Sapiens de la distinción del compromiso del lugar del destino y de su propia libertad de decidir el tiempo de su “muerte”.

Lic. Corina Prieto.

2 Poner en foco

Han focalizado en las personas con cáncer, que pueden decidir. Considero que dichas personas tienen la opción de suicidarse en el peor de los casos (por ejemplo, mi madre para ello hizo todo lo contrario a la indicación dada por los médicos). Por tal motivo, considero que la mirada debe estar puesta en las personas que no gozan de su libertad, como las que permanecen en estado vegetativo durante años, o en coma, enchufadas a medios mecánicos en hospitales porque si no morirían. ¿Qué calidad de vida tienen ellos? Inclusive el nombre lo dice, son como vegetales, ya no personas en su integridad. A ellos debería atenderse cuando hablamos de legalizar la eutanasia, a que los familiares –si lo juzgan preferible y con los recaudos necesarios– puedan decidir interrumpir este tipo de vida. Les agradezco la posibilidad que nos brindan de poder reflexionar más sobre estos temas y por el respeto con que son debatidos por los participantes.

Prof. Andrea Cecilia Zaballa

3 El oportuno milagro

Otra vez la religión. Mientras estamos discutiendo la eutanasia, que sin lugar a dudas no tiene nada que ver ni con el asesinato ni con el suicidio, oh casualidad, por todas partes, en los noticieros aparecen casos excepcionales. Un chico de ocho años en coma que se despierta gracias a que la madre no dejó ni un día de rezarle a la virgencita. Un conductor de televisión presenta el caso de otra madre que rezó y recuperó a su hijita a la que se la había dado por muerta en el hospital. Y no sólo cuenta el caso de las vírgenes que cumplen sino que se lo cuenta a una madre que está pidiendo por favor que ayuden a morir a su bebé que tiene muerte cerebral y que está entubado hace meses sin siquiera haber podido disfrutar de las mieles de la infancia. Será que esa madre es una negligente o una asesina porque no rezó. Sí, suena a disparate, pero creo que hay que agregar a la discusión que estamos evaluando muchas cuestiones importantes bajo la lente de la mirada retrógrada y acomodaticia de la religión.

Enrique Restrejo

4 No todo se puede elegir

No estoy muy segura de que en el debate se estuviera hablando de libertad en un sentido que todos podamos comprender y acordar. No estoy segura de que la libertad no tenga sus límites. No nazco porque quiero, pero otros tienen que velar porque lo que empezó se cumpla. Quiero decir, no todo es cuestión de libertad en esta vida. Y lo mismo puede ocurrir respecto de la muerte. No muero cuando quiero, ni siquiera las enfermedades son implacables, ni los accidentes ni los dolores. Alguien tiene que velar para que lo que comenzó siga su curso. Todos sufrimos, algunos sufren más que otros. Pero la muerte nunca debería estar en el horizonte como salida. La muerte es inevitable, pero no por eso es una solución a ninguno de nuestros problemas. Por otro lado, los avances de la ciencia son tan impredecibles y se producen con tal celeridad, que es por eso aún más obligatorio esperar mientras hay vida. Creo que en una sociedad como la nuestra, la eutanasia puede ser un eufemismo o una coartada para muchos asesinatos. No daría tanta libertad a los “seres queridos”.

Dra. Clarisa L. de Alvarez

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