ESPECTáCULOS › ANDREA FERRARI*.

El reino del disparate

Cuando tenía nueve años me enamoré de Dailan Kifki. Salvando el hecho de que se trata de un elefante, supongo que no tiene nada de original. En esa época debía haber otros cientos de miles de chicos enamorados de ese libro, o quizás de Tutú Marambá o de El reino del revés. Pero lo que hace tan especial a María Elena Walsh es que todas las generaciones que siguieron, hasta el día de hoy, volvieron a entusiasmarse con los mismos libros. Debe haber muchos motivos detrás de esa inusual vigencia a lo largo de tantos años, pero supongo que uno fundamental es que sus textos rompieron con el pasado y abrieron el camino de lo que iba a ser la nueva literatura argentina para chicos.
Walsh quebró las reglas de los libros que llegaban predigeridos, centrados en torno a un evidente fin didáctico, y fundó el reino del disparate. Lo hizo en obras que cuestionan el orden de las cosas, que se burlan de la formalidad y el autoritarismo, libros desacartonados que establecen un diálogo con el lector infantil sin subestimarlo. Pocos han tenido tanto peso como para lograr que año tras año se sigan contando y cantando sus escritos o que la mitad de las tortugas del país estén bautizadas en su honor. Y eso que a nadie se le da por criar elefantes en el patio.

* Periodista y escritora de literatura infantil, autora de El complot de las flores.

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