ESPECTáCULOS

Flechner en versión local

Cada obra de Copi es asombrosamente actual, y trágica y cómica al mismo tiempo. Su Eva Perón reúne esos caracteres y aglutina asuntos que trascienden el plano de lo privado: el crimen, la rapiña y la farsa. Copi, autor entre otras piezas de la poética y conmocionante Una visita inoportuna (que en Buenos Aires protagonizó Jorge Mayor), hace estallar un delirio que arrebata también a ese pueblo silencioso que en esta obra, chirriante como pocas, aguarda el fin de la agonía de Eva. La acción transcurre en la habitación de Eva (convertida ya en mausoleo), un lugar donde las máscaras caen. Copi había decidido que esos instantes fueran protagonizados por un actor y no por una actriz. Pero ¿qué hay de masculino en esta lucha final de Eva? En la puesta de Gabo Correa no es fácil descubrir ese costado. Esta Eva es, tanto por su entereza como por sus miedos ante la soledad y la muerte, profundamente femenina. Ella refleja, entre exabruptos y opiniones terminantes, algunos de los conflictos de la mujer autónoma, sola y desgastada dentro de la maquinaria del poder. Actor egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático, Correa es también aquí el responsable del diseño de luces, junto al artista plástico Daniel Santoro, creador de la escenografía y el vestuario, todo realzado por la música de María Eva Albistur.
En su trayectoria se hallan otros trabajos sobre Copi: participó de los elencos de Las viejas putas (una traslación de personajes de historietas) y de Cachafaz, dos obras dirigidas por Miguel Pittier. Eva es interpretada aquí con visceral desparpajo por la excelente Alejandra Flechner. No es menos destacable el desempeño de los otros integrantes del elenco, especialmente el de María Inés Aldaburu (la Madre). Fabián Arenillas compone a Ibiza, Horacio Acosta a Perón, y Laura Pons Vidal a la Enfermera.
El desdoblamiento es en la obra otro de los recursos finales de Eva. Ella misma lo proclama: “Hasta mi muerte, hasta la puesta en escena de mi muerte debí hacerla completamente sola”. El espectáculo es complejo, como su personaje central: Eva Perón es la señora engalanada y la Evita de los desamparados. A su alrededor, más fantasmáticos que esta mujer próxima a morir, deambulan, como comparsa callada o gritona, Perón mismo (atacado de indiferencia), la Madre codiciosa, la Enfermera y un Ibiza que tras ese nombre esconde –según se malicia– a un influyente secretario en la sombra. ¿Qué es lo que se maquilla o finge? ¿Dónde está la farsa? ¿En el mito o en la muerte? La respuesta pertenece al espectador.

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