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“No llegue a Miss Universo, pero tampoco, nunca, fui un adefesio”

“Yo fui de todo: bataclana, cancionista, vedette”, admitía la mítica actriz y cantante. He aquí algunos de sus recuerdos, en sus propias palabras.

En su libro La calle y yo, y en distintas declaraciones periodísticas, Tita Merello fue dejando un retrato inacabado –aunque el más fiel– de los acontecimientos que signaron su vida y su carrera artística. Estos son algunos párrafos que ayudan a entender la conformación de su personalidad:
- “La chiquita de ojos tristes y con mucho asombro jugaba sola. ¡Sola! Y en lo que le quedó de vida así fue siempre su destino. Sola. Con el correr del tiempo el asilo cobijó sus añitos que debieron ser de juegos y fueron de miedo y de tristeza. Y la pobreza que fue su inseparable compañera, la acompañó a Montevideo en donde el quehacer diario hizo de ella la mucamita sin sueldo ¿Colegio? No. Nadie pensó en ese detalle. Después, el campo. Esa chiquita era como un hombre más. Hombrecitos. Tenía once años, o trece...”.
- “Tengo una foto mía del año ‘37, de un programa de radio. Ahora me miro y me digo ¡qué negrita linda que era....! Bueno, linda no, nunca fui linda. Tenía el pelo renegrido, lo usaba bien tirante, tipo español ¡Pero qué feliz era en esa época! Me arrepiento de no haberme dado cuenta de que era joven”.
- Tenía 20 años cuando participó del elenco de revistas del teatro Maipo y trabajó, con la dirección de Roberto Lino Cayol, en “Las modernas Scherezadas”. Por esa época cantó su primer tango: “Trago amargo”, con un gran éxito. Una de esas noches la joven actriz fue invitada a comer con un grupo de personalidades políticas de la época: estuvieron Lucio López, Lisandro de la Torre, ‘Tomacho’ Juárez Celman y Simón Irigoyen Iriondo. “Yosiempre mula, siempre potro, sin saber quiénes eran ellos. Ellos hablaban de su mundo. Yo comía. Simón Irigoyen le dijo a Lisandro señalándome: ¿Qué le parece, doctor? Don Lisandro me miró y dijo: “Un exponente de Buenos Aires”.
- En el número uno del diario Clarín –20 de agosto de 1945–, el cronista Andrés Muñoz Sobrino cuenta que la encontró caminando por Diagonal Norte. Ella explica así esta “excentricidad” para tratarse de una estrella. “Miro vidrieras y contemplo el ensanche de Buenos Aires. De paso voy controlando el termómetro de la popularidad...¡Pobres de los artistas que el pueblo no reconoce en la calle! No tienen mucho que hacer en la escena...”.
- “Las mujeres son las más saludadoras. Algunas me preguntan: “¿Usted es Tita Merello? y yo les contesto: No, la otra es mucho más bonita... No llegué a Miss Universo, pero tampoco nunca fu un adefesio, como decía una bataclana amiga mía... Yo fui de todo: bataclana, cancionista, vedette. Roberto Gayol creó para mí el puesto de “Vedette Rea”, como se me anunciaba en los programas del Maipo. Pero yo sabía dónde quería ir, y cada vez que tuve ocasión, me escapé del papel de milonguera”.
- “Me costó trabajo aprender a vivir, pero aprendí a vivir, a leer, a pensar por mi cuenta. Si fuera verdad que la inteligencia se desarrolla mejor cuando encuentra resistencia, yo tendría que ser la mujer más inteligente del mundo. Fui resistida y resistente”.
- “En una vida agitada como la mía, siempre entre bastidores tuvo que haber hombres. Algunos que no quedaron ni en el recuerdo. Otros que dejaron una estela que con el tiempo se borró. Y uno que fue sí, el hombre de mi vida, ahora puedo decirlo. Se llamaba Luisito (Sandrini) y por esas cosas de la vida nuestros destinos tomaron sendas divergentes”.

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