LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN

Visión sustantiva y comunicación democrática

Santiago Errecalde argumenta que la existencia y promoción de dueños diversos de los medios de comunicación genera mejores condiciones para que distintos mensajes interpelen el debate público.

 Por Santiago Errecalde *

Karl Polanyi arroja la primera piedra sugiriendo que los postulados de la economía formal (visiones liberales) son más fáciles de rebatir que de comprobar en la realidad. La mano invisible del mercado no reguló las fuerzas del mercado hacia una comunicación democrática.

I. La tesis de Marx

En su análisis sobre el funcionamiento de las modernas sociedades mercantiles occidentales, Karl Marx, propone que las formas de relaciones que se establecen en el proceso de producción se reproducen en distintos ámbitos de la sociedad. Así, las condiciones de dominación que establecen los dueños de los medios de producción sobre los asalariados se reproducen y condicionan las prácticas por fuera del espacio de producción.

En este contexto, los medios de comunicación no se comportan como islas de la democracia y la igualdad. Sino que el desarrollo del capital y la forma de producción industrial mercantil afectan a las condiciones en que se comunican las sociedades.

II. La cultura de masas no es cultura popular

Respecto al funcionamiento, propiedad y rol de los medios de comunicación en los procesos de construcción de sentido en las modernas sociedades mercantiles occidentales, Adorno y Horkheimer acuñan a mediados del siglo pasado un concepto que marcará por su fuerza los estudios de comunicación: industrias culturales.

Con la idea de la industria cultural los autores introducen tres cuestiones fundamentales a la hora de pensar los procesos de producción de sentido:

1. Industria cultural. Asociación de la producción cultural (de los sentidos/significados que le otorgamos y condicionan nuestras prácticas) con la producción industrial capitalista en serie. Los dueños de los medios de producción condicionan los contenidos culturales.

Entonces:

2. La cultura de masas no es cultura popular. Es decir, que la cultura que reciben las mayorías producidas en los complejos industriales y recibidas a través de los medios masivos de comunicación no es la cultura de los pueblos: no representa su historia, sus necesidades, sus formas de organización.

Sin embargo:

3. Las industrias culturales se realizan en la recepción: si bien los procesos de significación son complejos (por lo que la simple emisión del mensaje no asegura la construcción de prácticas culturales) la recepción es donde los signos se vinculan con los objetos y los significados. Pero esa recepción se encuentra condicionada y construida históricamente.

III. Visión sustantiva, industrias culturales y ley de medios

Desde una visión sustantiva (es decir, de existencia real) se reconocen diversas prácticas, instituciones y principios económicos que coexisten en la realidad. El Estado, las empresas capitalistas, las organizaciones populares y las personas hacemos economía, pero no todos de la misma forma ni con los mismos objetivos.

Por eso, frente la Ley 19.798 (sancionada el 15 de septiembre de 1980) que limitaba la propiedad de los medios a personas individuales o empresas comerciales y supeditó la libertad de expresión a “las necesidades de seguridad nacional” que establecían los asesinos de 30.000 compañeros y compañeras, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de la democracia (26.522 del 2009) reconoce tres formas de posesión de medios de comunicación: la privada, la estatal y la del sector no lucrativo y propone cantidad iguales en términos de porcentaje en el espectro radioeléctrico para cada forma de propiedad (el famoso “33 por ciento”).

IV. Dueños diferentes, mensajes diversos, comunicación democrática

Entonces, la existencia y promoción de dueños diversos de los medios de comunicación propone mejores condiciones para que diversos mensajes interpelen el debate público.

La existencia de mensajes diversos, desde diversas ideologías, posturas, tratamiento e ideas generan mejores condiciones para la construcción de una comunicación democrática donde existan mejores condiciones para ejercer el derecho a la información.

* Docente de Economía Social y Solidaria en la Universidad Nacional de Quilmes.

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