PSICOLOGíA › POESíA Y PSICOANáLISIS

Alejandra Pizarnik y la arquitectura de su lengua

 Por Natalia Neo Poblet *

Palabra por palabra
tuve que aprender
las imágenes
del último otro lado.
(Alejandra Pizarnik)

Para aquellos que no la conocen, Flora Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1936) fue hija de un matrimonio de inmigrantes judíos de Europa del este. A sus diecisiete años inició estudios de filosofía y periodismo y no terminó; más tarde se inscribió en la carrera de letras, que también abandonó. A sus diecinueve años publicó su primer libro: La tierra más ajena. A este le siguieron: La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1968) y El infierno musical (1971). Alejandra se ha destacado en escribir poemas y lograr poesía. Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde hizo amistad con Julio Cortázar, Octavio Paz. Al regresar a Buenos Aires obtuvo el Premio Fondo Nacional de las Artes y la prestigiosa Beca Guggenheim. Se quitó la vida el 25 de septiembre de 1972 a sus 36 años.

Por sugerencia de Juan Jacobo Bajarlía, Alejandra Pizarnik dejó de firmar como Flora, sólo usaba su segundo nombre.

Siempre tuvo una gran característica, cierta dificultad para hablar que provenía de su mala respiración y su lengua tartamudeaba. El tartamudear engendra algo de la repetición y a la vez hace crecer a la palabra en sus divisiones silábicas. Interrumpe al lenguaje. Me he preguntado en más de una oportunidad si esos efectos de elocución le habrán posibilitado cierta creación poética. Logra pasar de una afectación del habla a afectar la lengua. Pero más allá de eso, su poética deja ver la inadecuación propia del lenguaje, es decir, el lenguaje nunca puede decirlo todo. Hay una hiancia estructural en la lengua misma. Y la poética de Pizarnik bordea ese real, es decir, bordea eso imposible de nombrar.

He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.

Poesía y psicoanálisis son dos disciplinas distintas, pero a la vez ambas tienen en común que trabajan con la lengua. Tanto la poesía como el psicoanálisis dan cuenta de la imposibilidad de decirlo todo, enfrentan lo indecible por la palabra.

Tanto la poesía como el psicoanálisis intentan equivocar la palabra. Lacan dice en uno de sus seminarios: “Deshacer con la palabra lo hecho por la palabra”1.

Tanto la poesía como el psicoanálisis van contra el sentido predeterminado. Intentan romper con el sentido que nos viene dado.

La poesía no representa; sino que presenta y a la vez provoca una emergencia de una verdad.

La poesía y el psicoanálisis como emergencia de una verdad

La poética de Pizarnik logra un efecto de sentido y a la vez un efecto de agujero. Consigue una poética con potencia.

Extraño desacostumbrarme
de la hora en que nací.
Extraño no ejercer más
oficio de recién llegada.

Ella logra ser extranjera de su propia lengua porque la hace gritar, la hace suspender, la hace bifurcar, desvía a la lengua en sí misma. Afecta a la lengua y su lengua deviene en sintaxis. Su poética nos confronta con el silencio porque lleva al lenguaje hasta su límite.

Este canto arrepentido, vigía detrás de mis poemas:
este canto me desmiente, me amordaza.

Ahora bien, pareciera que la lengua también la liberó a ella porque la convirtió en extranjera de su propia lengua. Y es en ese punto donde podemos ver cómo su escritura la reinventó, la anudó, pero evidentemente no llegó a ser suficiente a su existencia.

* Licenciada en Psicología (UBA). Clínica psicoanalista. Compiladora y autora de La máquina des-escribir. El sujeto entre líneas (Letra Viva, 2014) y El arte de lo real. La máquina des-escribir II (Letra Viva, 2016). Coordinadora del Equipo de Familia (Hospital Álvarez).

Bibliografía:

Pizarnik, Alejandra, Obras Completas, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1990.

Pizarnik, Alejandra, Diarios, Editorial Lumen, Buenos Aires, 2010.

Lacan, Jacques, Intervenciones y textos 2, “Homenaje a Marguerite Duras, del rapto de Lol V. Stein”, Editorial Manantial, Buenos Aires, 1988.

Lacan, Jacques, El Seminario 25: El momento de concluir, Versión Inédita.

1 Lacan, Jacques, El Seminario 25: El momento de concluir, Versión Inédita, p. 2.

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