PSICOLOGíA › ACERCA DE LAS “PRESENTACIONES DE ENFERMOS”

Una obscena puesta en escena

Por Sergio Rodríguez*

La llamada “presentación de enfermos”, que llevan adelante algunos analistas que han leído a Lacan y se han identificado a un imaginario vigente en algunos sectores del lacanismo parisino, no hace otra cosa que copiar las formas psiquiátricas de la enseñanza, sobre un objeto que es distinto al de la psiquiatría, y generar condiciones favorables a la psiquiatrización del psicoanálisis.
En la “presentación”, el docente, ante sus alumnos, entrevista a un paciente, interrogándolo. Después, cuando el paciente se retiró, docente y alumnos conversan sobre lo que observaron. Estas “presentaciones” eran tradicionales en la psiquiatría; los psicoanalistas no las practicaban, hasta que se instaló una especie de moda por parte de analistas “lacanianos”. En Lacan mismo, el hábito de la “presentación de enfermos” representó un punto en el que no logró romper con su origen psiquiátrico para refundarse como psicoanalista.
Las presentaciones suelen efectuarse en instituciones estatales de internación psiquiátrica, y, a veces, en clínicas privadas que trabajan con pacientes de obra social.
Cierta vez reporteé a un colega francés y le pregunté sobre qué razones daba a esa práctica de enseñanza. Respondió argumentando sobre el factor benéfico que ejercería en el tratamiento de las psicosis la función del público como tercero. Le pregunté entonces si él hacía presentaciones con sus pacientes del consultorio privado. “Mais non!”, exclamó. Con lo que se evidenció que el “beneficio” de la presentación de enfermos quedaba reservado para los pacientes pobres, mientras los pudientes seguían usufructuando de la reserva a la mirada y el oído del público en el consultorio privado.
Es cierto que la función de terceros puede resultar beneficiosa en el tratamiento de muchas personas afectadas por cuadros psicóticos. De ahí el valor de enfermeros, terapistas ocupacionales y acompañantes terapéuticos convenientemente preparados, de comunidades terapéuticas con funcionamiento adecuado, casas de medio camino, hospitales de día, etcétera. Son todos dispositivos que deben responder al “caso por caso” y a promover una posición activa en el enfermo.
Con el enfermo “presentado” como caso al público ocurre lo contrario. Queda reducido a ser un objeto pasivo del “saber” del presentador para la mirada y la audición del público. La presentación de enfermos no es más que la degradación del psicoanálisis a una práctica psiquiátrica creyente en las cosificaciones nosológicas. Además, es una obscena puesta en escena de la dolorosa alienación de un sufriente.

* Psicoanalista. Director de la revista Psyché Navegante. El texto publicado es un fragmento del artículo “Transmisión del psicoanálisis o ‘presentación de enfermos’”, publicado en www.psyche-navegante. com.

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