PSICOLOGíA › MOVIMIENTOS INSTITUYENTES EN LA ARGENTINA DE HOY

El rechazo como participación

Por Silvia Yankelevich *

Hemos padecido por lo menos dos etapas de violencia política mucho mejor articuladas entre sí de lo que pudiera pensarse a simple vista: el terrorismo de Estado y el Estado mafioso. Ambos nos someten a dilemas desquiciantes como el de la transgresión impuesta. En semejantes contextos perversos, nuestros actos se ven privados de la posibilidad de ejercer el pensamiento crítico y somos arrastrados al vasallaje de la complicidad. La complicidad de los que esperan una porción del privilegio ha sido la más evidente, pero hay una complicidad más dolorosa y menos explícita: la de las víctimas, la de aquellos que han sido despojados y excluidos.
Con los movimientos alternativos, instituyentes, los piqueteros, las asambleas barriales, la interbarrial, ¿qué se hace oír? Un discurso interrogativo, más que una interrogación; la interpelación a ciertas representaciones conocidas, a ciertos dogmas, un pensamiento que intenta ser propio, singular. ¿Coincide cierta subjetividad arrasada con un sujeto que participe rechazando? El traumatismo social desgarra el aletargamiento neoliberal, interpelando su unidad imaginaria e imponiendo la posibilidad de otra lógica a partir de que se incluya lo excluido.
En este sentido, se trata de que el trauma se instale; no abolirlo sino reconocerlo, al decir de Laclau y Zizek. De este modo, algo de lo excluido se incluye, algo de lo desaparecido hace su aparición.
Lo barrial –el hospital, la escuela, los vecinos– trata de refundar un texto propio, un proyecto propio, un proyecto de autonomía, un deseo potente de ser dueño de las propias circunstancias, no un deseo de dominación sino de reapropiación, reapropiación del propio cuerpo, del propio espacio, del propio texto; reapropiación de fuerzas.
En la clínica, una subjetividad arrasada; en lo social, un sujeto que se constituye por el rechazo de lo instituido o soportando el vacío instituyente.
¿Podemos pensar en la afluencia de singularidades en medio de una mecánica de repetición? Repetición en forma de movilización por reclamos, o elaboración de nuevas propuestas. Cuando el afluente de las organizaciones espontáneas puede pensarse como un movimiento dentro de la sociedad, sin que esto signifique que nos encontremos ante una utopía común, los discursos circulan muchas veces reducidos a consignas, obturados por la queja y las urgencias legítimas; quizá lo que se reivindica no deja de darse por perdido. ¿Es, en este caso, el rechazo a lo instituido lo que se da por perdido?
El movimiento de una sociedad hacia la expresión de un rechazo puede ser entonces tanto síntoma de sus síntomas como futura vía de un potencial a lo desconocido, a lo intempestivo.
* Psicoanalista. Institucionalista.

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