PSICOLOGíA

“Gelatina vil”

 Por Marcelo Barros

La antigüedad se permitió discutir acerca de si era un deber para el padre amar a los hijos. El filósofo Aristipo desdeñaba ese lazo, y alguien le advirtió que siendo el hijo algo que salía de él, por eso le debía afecto. Entonces Aristipo escupió en el suelo, y señalando la gelatina vil dijo que eso también había salido de él. La actitud del filósofo es antipática. Pero tampoco resulta alentador que un padre sienta a los hijos como de su propiedad en el sentido de poder disponer de ellos a su antojo, hasta el extremo de retirarles la vida que él cree haberles dado, como quien se corta el cabello o las uñas. Habrá quien ame a los hijos porque son su espejo, como quien ama lo que sea que funcione para él como espejo. Pero sabemos que es lo no especularizable lo que causa nuestro deseo, y a eso Freud lo llama “libido del objeto”, que entra en conflicto con las pretensiones del narcisismo. ¿Qué queremos decir cuando decimos “mi hijo” o “hijo mío”? Hay una diferencia entre ambas cosas, según expresen posesión o intimidad.

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