SOCIEDAD › COMO ES LA ESCUELA QUE FUNCIONA EN BASE ESPERANZA

Cien metros de media hora

Por A. O.

A la Escuela Nº 38, Julio Argentino Roca, de la Base Esperanza, el alumno que más distancia debe recorrer son cien metros. Pero en ocasiones, ese tramo puede demorar hasta media hora o cuarenta minutos. Son los momentos en que las ráfagas (que en la Antártida pueden llegar a los 320 kilómetros por hora) impiden seguir el camino. Y si se está a la intemperie, sólo queda tirarse cuerpo a tierra para evitar ser tirado por el viento.
Carmen Desch y Fabián Juárez conocen eso de llegar a la escuela con esfuerzo. Son de la provincia de Chaco y allí dieron clases en escuelas rurales de parajes perdidos e inhóspitos. Ahora, después de ejercer la docencia durante nueve años en Tierra del Fuego, son los nuevos responsables de la Escuela 38, de la Base Esperanza.
Ella tiene 37 años y es la directora. El tiene 33 y es su único subalterno. Son un matrimonio –es la condición para ejercer la docencia allí– y tienen dos chicos (uno de 10 y otra de 4) que este año engrosarán las filas de la escuela. En total, serán 21 alumnos (incluidos los del jardín de infantes), todos hijos de militares que este año tienen a la Antártida como destino.
–¿Por qué eligieron dar clases en la Antártida?
–Es una experiencia que siempre nos llamó la atención. Es enseñar en medio de condiciones extremas y creemos que tenemos muchas cosas para aportar.
Los docentes cambian todos los años (y los alumnos también, porque la misión de sus padres dura ese tiempo). Carmen y Fabián se vienen anotando desde hace años para esa experiencia. Pero la selección es rigurosa y antes había fallado. Primero hay una evaluación de antecedentes de la Junta de Clasificación. Las dos parejas seleccionadas tienen una convivencia de una semana con los chicos que van a ser sus eventuales alumnos. Y entre los dos matrimonios, quien elige finalmente es el jefe de la Base.
Ellos llegaron a la Antártida el viernes pasado y ahora, tras la inesperada inauguración de ayer, tienen previsto arrancar las clases mañana o el lunes. “Tenemos que terminar de acomodarnos, nuestras cosas están viniendo por barco”, explica.
La tarea no será sencilla. La escuela tiene doble jornada (el horario será de 9 a 12 y de 15 a 17 o 18). Y todos vienen de distintas provincias, según el origen de la familia a la que pertenecen. Vienen, claro, de realidades educativas muy diferentes.
–¿Cómo van a hacer para darles clase a chicos de distintos niveles y con preparaciones diferentes?
–Primero veremos en qué situación está cada uno y haremos una adaptación curricular. Trabajaremos en los dos primeros niveles de EGB. Y después haremos todo el esfuerzo para que los chicos aprendan. No hay casos de repitencia en la Antártida.

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