SOCIEDAD

La lucha por la tierra en Santiago

En Santiago del Estero, la pequeña producción agropecuaria es la principal forma de vida de más de quince mil familias campesinas. El 1º de diciembre de 1989, la mayor parte de las organizaciones se autoconvocaron en la localidad de Los Juríes con el propósito de compartir experiencias y dar el primer impulso a la idea de un movimiento de alcance provincial. Logro que se plasmó el 4 de agosto de 1990 en Quimilí, donde se constituyó formalmente al Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase).
“El Movimiento hoy nuclea a 9000 familias y sirve para buscar soluciones a problemas comunes, para ser representante de los campesinos ante las autoridades, para apoyar las peticiones de cada una de las organizaciones que lo integran respetando su autonomía, para promover la capacitación en cooperativismo, para mejorar la calidad de vida de los pequeños productores”, señala un documento de la organización.
Desde sus comienzos, el Mocase asumió como estrategia central la lucha por la tierra y por las condiciones de vida de las familias campesinas. El problema generalizado de tenencia precaria de la tierra por parte de los campesinos había generado un histórico proceso de “desalojos silenciosos” en la medida en que no había conciencia sobre el derecho de posesión veinteñal y a la vez no estaban dadas las condiciones mínimas de organización para que los reclamos tuvieran alguna posibilidad de éxito.
La lucha por la tierra –que implica resistir al juarismo, los terratenientes y sus paramilitares– fue y es un elemento clave para sostener al Mocase, pero no el único: también trabajan para mejorar la calidad de vida mediante una mayor valorización del trabajo, el modo de producción y la cultura campesina.

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