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Por E. B.

“Está bien, acepto que pongan mi nombre allí”, escribió y firmó, con su característico dibujo de un chanchito, el propio Eduardo Galeano cuando estuvo en El Bolsón a principios de 1999. Así se bautizó el centro cultural, que desde ese momento lleva su nombre, donde antes funcionaba la Escuela de Bellas Artes, cerrada poco antes por el gobierno provincial de Río Negro “por falta de recursos” para su mantenimiento.
Enterado por los propios protagonistas de que el gobierno rionegrino quiere desalojar, Galeano escribió desde Montevideo a sus amigos en Bolsón: “Queridos: mi buen amigo Horacio Tubio me cuenta que hay amenazas de desalojo. No lo puedo creer. Sería una pena, un inexplicable atentado contra las ganas de crear y de creer. La verdad sea dicha, el único defecto que le veo al Centro Galeano es el nombre. Todo lo demás es digno de ser aplaudido y estimulado. Muy patas arriba ha de andar el mundo cuando esa linda energía resulta castigada”. “Ojalá se dé vuelta la taba. Y si no, quedará la tristeza de todo lo perdido, pero también quedará la certeza de haber hecho con alma y vida lo mucho que se hizo. Felicitaciones y abrazos. Eduardo Galeano”.