SOCIEDAD

HOMOSEXUALIDAD

Por César Cigliutti *

La opinión de Ratzinger ya la conocemos. Ha firmado varios documentos junto con su antecesor, Juan Pablo II, en los que define la homosexualidad como “una desviación de la naturaleza” y como “un desorden objetivo”. El Vaticano ha mantenido una política de fuerte intervención en los Estados, de presión sobre los legisladores para que no voten leyes que favorezcan los matrimonios entre homosexuales. De hecho, el año último hubo un documento de Ratzinger en el que amenazaba con la excomunión a quienes apoyaban ese tipo de iniciativas. Y hay otro tema que nos afecta en particular y son las campañas sistemáticas en contra del uso del profiláctico, que se agrava con el discurso entre los jóvenes en los colegios religiosos, donde los instan a no tener relaciones y a no usar preservativos. La realidad muestra que los adolescentes tienen relaciones sexuales, pero terminan no usando profilácticos. Otro tema grave en el país fue el boicot a la sanción de ley de educación sexual porteña, donde la Iglesia Católica jugó un papel muy fuerte. Por lo tanto, no imagino que este Papa pueda ser más conservador de lo que ya ha demostrado ser. El Vaticano no es progresista. No tenemos ninguna esperanza al respecto. Pero prefiero una persona más honesta en sus pensamientos, como ha sido Ratzinger, que otros religiosos que se hacen los progresistas y no lo son. Eso es más peligroso para nosotros. Por ejemplo, monseñor Antonio Quarracino (ex arzobispo de Buenos Aires) tuvo una actitud muy fuerte en contra de la homosexualidad. Su sucesor, (Jorge) Bergoglio, no ha sido tan evidente, pero se ha opuesto a la unión civil. El discurso de Ratzinger no beneficia ni al mismo Vaticano. Cualquier ataque del Vaticano nos favorece como comunidad. Nuestro sentido de pertenencia no lo da el hecho de que el otro sea nuestro objeto del deseo sino la homofobia, el denominador común de haber sufrido la discriminación. Pero creo que el predicamento del Vaticano está perdiendo influencia en la sociedad argentina: la ley de unión civil se aprobó en la ciudad de Buenos Aires más allá del discurso de la Iglesia, y con un amplio consenso social.

* Presidente de la Comunidad Homosexual Argentina.

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