SOCIEDAD › LUGAR HISTORICO PERO CON FUTURO

Entre personajes y leyendas

Por C. R.

En junio de este año, el presidente Néstor Kirchner declaró “lugar histórico nacional a la calle Nueva York (de Berisso), desde Valparaíso hasta Alsina”. Uno de los fundamentos describe a la calle como “la más cosmopolita de la provincia de Buenos Aires”, por haber reunido, en su época de esplendor que comenzó en los años treinta y siguió hasta los cincuenta, a inmigrantes de 18 colectividades distintas. El otro punto es netamente político, porque recuerda que “los trabajadores del Sindicato Autónomo de la Industria de la Carne de Berisso tuvieron un papel protagónico en la jornada del 17 de octubre de 1945”. Sobre la base del decreto presidencial, la Asociación Amigos de la Nueva York viene impulsando “un proyecto turístico-cultural que reflote al barrio, para que vuelva a ser lo que fue”, dicen a dúo Susana Simoncini y Alicia Subiaga, dirigentes de la entidad.
El que había impulsado la idea de declarar “lugar histórico” a la calle fue Alberto Nicoloff, esposo de Alicia Subiaga. “No pudo disfrutar del logro, porque falleció en marzo”, dice hoy su viuda. Uno de los primeros pasos dados para convertir a Nueva York (hoy se llama 17 de Octubre, pero pocos se acuerdan de ello) en un circuito turístico, fue instalar un museo recordatorio en la Escuela 9, que antes era la Escuela 50. “También hemos proyectado, con la ayuda del arquitecto Carlos Gaspar Moreira, levantar un Cristo, de 60 metros de altura, en la Plaza Armour”, que está frente a la usina y al murallón del ex frigorífico del mismo nombre, cuyas instalaciones fueron demolidas en los años ochenta.
“El Cristo tendrá una escalera para llegar a la cima, donde habrá un mirador desde el cual se podrá observar la costa del Uruguay”, informan las anfitrionas. En el lugar donde se construirá el Cristo se puso ya la piedra fundamental, que oculta un cofre en el que se han guardado cartas y objetos que se podrán conocer recién dentro de cien años. Otro logro ha sido el de evitar la destrucción de la usina traída por los ingleses. “Esta fue la primera usina de Sudamérica y la habían puesto a remate sobre una base de 140 mil pesos. Nosotros queremos que se conserve para convertirla en museo.” El enorme edificio, que ocupa una manzana, llegó a Berisso por barco, desarmado, y se armó aquí, pieza por pieza. La usina, como tal, ha dejado de funcionar desde el cierre del frigorífico Armour.
La calle Nueva York tiene, además, una serie de historias o leyendas sobre el paso por aquí de importantes personalidades argentinas y extranjeras. Dicen que paseó por sus calles el dramaturgo Eugene O’Neill, que aquí empezó a amasar su fortuna el magnate griego Aristóteles Onassis y que el Mariscal Tito anduvo por Berisso, antes de llegar al poder en la ex Yugoslavia. De Onassis se dice, incluso, que vivió en una casa en cuya fachada su aúnan, en son de paz, la estrella judía y la medialuna de la República Arabe de Siria.
Entre los personajes que viven en el barrio, figura Constantino Sioutis, nacido en el pueblo de Ipiros, en el norte de Grecia, hace 84 años. Constantino llegó a Berisso en el año 1939 y luego de trabajar en los dos frigoríficos, se casó con la hija del carnicero del barrio y él mismo se hizo carnicero. El cree que la supuesta estadía de Onassis es una fantasía. “Yo soy griego y, si hubiera estado aquí, lo tendría que haber tratado en algún momento. Nadie de la colectividad confirma su presencia. Yo no lo puedo desmentir, pero es raro que no me haya enterado de su presencia”.
Además del actor Lito Cruz, nacido en Berisso, hay otro famoso artista del cine nacional que habría tenido la misma cuna. Se trata de Federico Luppi. La cita va siempre acompañada con críticas porque Luppi “nunca reivindica el lugar donde nació”.

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