SOCIEDAD

“Quiero ganar tiempo”

 Por Andrea Ferrari

Lucas Muller dice que a veces se aburre. Por ejemplo, cuando termina una prueba en diez minutos y tiene que quedarse el resto de la hora callado. Por eso, aunque ya lo adelantaron un año cuando estaba en tercer grado, quiere adelantarse otro más. Ahora que acaba de cumplir los once espera la aprobación oficial para empezar en marzo próximo segundo año en el nuevo secundario (ex octavo) en la provincia de Buenos Aires. Lucas es uno de los chicos talentosos con quien se han aplicado diferentes estrategias para facilitar su educación.

Mónica, su madre, cuenta que decidió pedir un diagnóstico cuando él tenía cinco años. “Estaba en salita de cinco y veíamos que ya leía, sumaba, restaba. Uno piensa a veces que es idea de uno, pero cuando vi que también dividía pensé que ya excedía mi mirada y pedí la evaluación. Dio que tenía un altísimo coeficiente.”

El caso fue presentado en la escuela a la que él iba y en una especial. “Entonces decidieron inscribirlo como ‘especial talentoso’: a partir de ahí está en un proyecto compartido entre ambas escuelas. Durante los dos primeros años iba a la escuela común pero recibía la adaptación curricular de la escuela especial –explica Mónica–. Estando en primer grado hacía actividades de tercero.”

–La maestra me daba fotocopias para hacer cosas distintas –aclara Lucas–, pero algunas veces compartía tareas con los otros.

Esa situación, cuenta su madre, se tornó insostenible en tercero y se decidió adelantarlo: en junio de ese año fue transferido a cuarto. A partir de allí se eliminó la adaptación curricular y una maestra integradora va controlando su evolución.

–¿Cómo te sentís siendo el más chico?

–Mucha diferencia no me hace. Me entiendo con mis compañeros, tengo amigos.

–¿Ellos no te tratan distinto?

–No. Al principio, puede ser. Pero después se acostumbraron y es igual.

–¿Y te gustaba que te dieran material distinto para estudiar?

–Sí, pero prefiero adelantarme para no tener que hacer tareas diferentes. Y ganar tiempo.

–¿Ganar tiempo para qué?

–Para avanzar y empezar más joven la facultad.

La sensación de que ha vuelto a quedar desfasado los decidió a pedir un nuevo adelantamiento, trámite del que aún esperan respuesta. En tanto, Lucas hace algunas actividades fuera de la escuela y suele compartirlas con amigos mayores, como el fútbol o el ajedrez. También asiste a una institución especializada donde juega con chicos en su misma situación: “Hacemos experimentos, manualidades, problemas de ingenio, de pensamiento lateral”, cuenta.

Su madre lleva consigo el boletín donde se ven puros diez: “Como él es parejo en todas las áreas puede hacer la aceleración. De lo contrario tendrían que darle adaptación curricular en todas las materias”. Dice estar agradecida con el sistema educativo. “El tuvo una buena educación, se le ha dado adaptación curricular, aceleración, tiene maestra integradora. Todos nos tratan muy bien, nadie duda de su capacidad. Desde el punto de vista de las necesidades de uno, obviamente los tiempos son otros. Si tuviera que reclamar algo pediría un poco más de agilidad, que los tiempos no sean tan largos, pero son las reglas del juego. El balance para mí es bueno”.

Lucas dice que quiere dedicarse a la genética y para eso va a estudiar Medicina. Se le ocurrió a partir del comentario de la maestra de Ciencias Naturales y leyó algo por Internet. Pero para eso falta mucho. Por ahora piensa seguir con el fútbol y el ajedrez. Para estas vacaciones proyecta hacer un curso para arreglar computadoras. La suya anda con algunos problemas.

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Lucas ya está adelantado un año y va por otro.
Imagen: Pablo Piovano
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