SOCIEDAD › NARODOWSKI ANALIZA EL IMPACTO DEL MIEDO EN LAS AULAS

“La escuela es más vulnerable”

Para el pedagogo Mariano Narodowski, más allá de que no haya habido secuestro, hay condiciones objetivas para que la clase media esté temerosa de que suceda algo así. En ese marco, dice el vicerrector de Investigaciones de la Universidad Nacional de Quilmes, la escuela hace mucho que dejó de ser un ámbito de contención educativo y se vincula con lo judicial y policial. “Ahora tenemos prácticas sociales típicas de ciudades más pobres”, sostiene.
–¿Cómo interpreta la psicosis en torno a los supuestos secuestros de chicos en colegios, a pesar de que no hay ningún caso confirmado?
–Por más que no haya ningún caso registrado no lo llamaría psicosis, porque hay condiciones objetivas en la sociedad para que las familias de clase media estén temerosas de que algo así pase. Esto puede tomarse en cuenta desde dos aspectos: por un lado, hay un recelo general de la gente por la seguridad de los propios hijos que tiene que ver con que ha perdido muchos elementos que le eran propios, en una sociedad de pérdida constante; por otro lado, existe un proceso de anomia creciente que se ve cotidianamente en la escuela, donde hay una demanda cada vez mayor de las familias y una escasez de respuestas por parte del sistema.
–Pero en las últimas semanas hubo una explosión de versiones sobre el tema.
–Es cierto que esto se ha extendido en los últimos tiempos, pero viene de tiempo atrás. La escuela siempre fue un ámbito de preocupación por la seguridad. Antes quizás tenía que ver con la alimentación, con el hecho de que los chicos no recibieran comida en mal estado, en la década del ‘80 hubo una ola de versiones sobre saqueos a escuelas. Frente a la violencia social esto se generaliza, pero no es algo nuevo. No hay corroborado ningún caso de secuestro pero existen las condiciones sociales para que las personas tengan este temor, mejor dicho, que este temor ya existente se vaya extendiendo, lo que también hace más vulnerable a la institución escolar. Este tipo de cuestiones tiene que ver con un proceso de empobrecimiento de la ciudad que ya existe en México DF, Bogotá y San Pablo. Ahora tenemos prácticas sociales típicas de ciudades más pobres.
–Las escuelas están tomando medidas frente a esta amenaza: custodios, cambios en los horarios de entradas y salidas, rejas en los edificios. ¿Cómo impacta esta situación en las aulas?
–La escuela está siendo cada vez más judicial y policial, pero no desde ahora. Hace mucho que dejó de ser un ámbito de contención educativo y se vincula con lo judicial y policial. La escuela no es una isla y si la clase media vive en casas con seguridad privada, circulan por ámbitos donde esta seguridad es habitual, no hay motivos para pensar que la escuela no va a ser percibida de la misma manera. Las condiciones para que se den estos secuestros están dadas, entonces cunde la alarma en momentos donde la clase media ha perdido muchas cosas. Es algo más que psicosis, no es, lamentablemente, un fantasma que se agita.
–¿En qué puede terminar este proceso?
–Puede terminar con escuelas donde haya guardias armados, detectores de metales y una gran diferenciación social entre los establecimientos educativos, mucho mayor que la actual. Estas eran situaciones totalmente impensables hace diez años en la Argentina. En cambio, en América Latina el tema está instalado desde hace tiempo. Además, la gente no puede creer que un Estado que le sacó los ahorros de toda la vida pueda garantizar la seguridad de sus hijos. Los argentinos estamos en pleno trámite de decepción por la pérdida del nivel de vida, del trabajo, del futuro y dentro de esta elaboración colectiva la pérdida de los hijos es un elemento central.
Entrevista: Romina Ruffato.

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