“Tenemos que pasar a una política de entrega de preservativos basada en la oferta y no ya en la demanda –sostuvo Claudio Bloch, titular del Programa Nacional de Sida–: que esté siempre disponible, no sólo en centros de salud sino en clubes, entidades barriales, bibliotecas populares.” El Día Mundial del Sida encontrará a la Argentina con dificultades en esa provisión, denunciadas especialmente en la ciudad de Buenos Aires. En muchas provincias faltan testeos accesibles y con adecuada consejería. Y, mañana, una entidad de personas con VIH se reunirá “En bolas y ante el Obelisco” porteño para protestar contra la discriminación laboral y social que todavía padecen.

“Una política sistemática de acceso al preservativo, acompañada por centros de consejería y diagnóstico, que faltan en muchas provincias, nos pondrá en condiciones de controlar la epidemia”, sostuvo Bloch. El funcionario, ahora en la Nación, dirigió hasta el año pasado el Programa de Sida de la ciudad de Buenos Aires, que obtuvo reconocimiento de la Organización Panamericana de la Salud y que viene siendo preservado por la actual administración porteña.

Bloch puntualizó que “los testeos sobre la población de mujeres embarazadas, que pueden servir como indicadores de la difusión del VIH entre la población, daban hace diez años una cifra de ocho infectadas por cada mil mujeres, y ahora están en cuatro por cada mil. Esto señala, no todavía un control, pero sí una estabilización de la epidemia”.

En cuanto a la licitación por 32 millones de preservativos –que data de más de un año y hasta el mes pasado no tenía la aprobación de la Anmat–, Bloch aseguró que “ya se resolvieron las cuestiones administrativas y estamos esperando que lleguen desde Tailandia”, donde está el proveedor.

Por su parte, Alex Freyre, de la Fundación Buenos Aires Sida –que integra la Red Argentina de Personas Positivas–, anunció el acto “En bolas y al Obelisco”, que se efectuará mañana, Día Mundial del Sida, a las 10.30. Los participantes no estarán exactamente desnudos, ya que “usaremos camisones de quirófano, transparentes, para protestar bajo el lema ‘La discriminación nos deja en bolas’”.

Freyre denunció a “empresas que despiden a trabajadores cuando, por infidencia de las obras sociales, se enteran de que tienen VIH. Muchas empresas incorporan el test de VIH al examen preocupacional, lo cual no es legal. En escuelas, se trasmiten mensajes erróneos como el de que los niños y adolescentes no tienen sobrevida, pese a que para ellos también el VIH se ha transformado en un problema crónico tratable”.

“En el interior del país –continuó Freyre– prácticamente no hay equipos multidisciplinarios, y los chicos con VIH se atienden con infectólogos no pediátricos. Salvo Rosario, Córdoba, Mendoza y la ciudad de Buenos Aires, la atención en las provincias es muy deficitaria.”

Freyre contó que “después de las denuncias que aparecieron en Página/12 a mediados de octubre, la provisión de preservativos en la ciudad de Buenos Aires empezó a restablecerse, aunque todavía no se ha normalizado”.