SOCIEDAD › LOS PROYECTOS PARA HACER TORNEOS CON OTROS EQUIPOS

“Queremos que vengan a jugar acá”

 Por Nacho Levy

Desde el gobierno de la ciudad, con respecto al deporte en la Villa 31, se escucharon opciones de actividades en centros cercanos, como el KDT, pero si bien podría ser ésa una alternativa provisoria, el fin último del rugby de El Campito es jugar de local en la Villa 31. “El proyecto para el año que viene es entrar en algún torneo, y que nuestra localía sea acá –define Julián Wald, referente del Club Social y Deportivo El Campito–, porque nosotros queremos que otros equipos puedan venir a jugar y que la gente no tenga miedo de entrar a la villa, justamente porque apuntamos a la integración.”

Avanza entonces la marca para quebrar el prejuicio, que Dotras remarca desde afuera, porque “la opinión pública suele tener una mirada distorsionada, por el enfoque de algunos medios. Acá claramente los vecinos quieren trabajar y tener su vivienda, pero por momentos pareciera ser que los terrenos son más importantes que las necesidades de la gente”.

Hoy el proceso del rugby en Retiro está enfocado hacia la integración, “de los vecinos del barrio y los que venimos de afuera”, destaca Martín Dotras, que abrió la convocatoria entre sus amigos rugbiers para aumentar el número de entrenadores. Uno de ellos, Nacho Di Santi, jugó ya dos mundiales juveniles con Los Pumitas y, al compromiso con su club, Champagnat, suma ahora su responsabilidad en Retiro: “Se está abriendo mucho más el rugby, pero por lo que me han contado, hace unos años era un deporte bastante cerrado –enfatiza–. Hoy no hay problemas para entrar a un club y acá es impresionante la repercusión que tuvo esto entre los pibes. Al ver tanta motivación, cada vez dan más ganas de venir”.

La pelota caerá en algún momento en las arcas de la Subsecretaría de Deportes porteña, donde la cúpula tiene lazos directos con la ovalada, pero responde a la idea pro de erradicar la 31. Francisco Irarrázabal, a la cabeza de Deportes, fue jugador de Los Pumas y de Newman, mientras que Pierre Chapar, director del área, tiene una larga historia en el CASI. Ambos estarán frente a la propuesta de sociabilizar el rugby, justo desde ahí, desde la villa que más le quita el sueño a Mauricio Macri. “Ojalá que esta gente se sensibilice, porque es un proyecto que no tiene nada para achacarle, y espero no equivocarme –augura Martín Dotras–. Me parecería un error grande que no nos dieran pelota, pero no creo que eso suceda, y aun en tal caso, buscaremos la forma de desarrollar este sueño. Seguramente, tendrán una situación complicada, porque para ellos será dicotómico, y ojalá que les generemos esas contradicciones para que se den cuenta de que están equivocados.”

La pelea de El Campito no se queda en lo netamente deportivo, ni enmudece en la hache del rugby, sino que propone contención, mientras pelea por la radicación. “Nosotros defendemos un proyecto que se está construyendo desde hace ocho años, hecho por arquitectos de la UBA y con el apoyo de los curas villeros, para la urbanización de las 17 hectáreas que ocupa la villa.” Tal vez por eso, los vecinos autoconvocados en la autopista pocos días atrás empujan y buscan apoyo, como Fisi, resistiendo y avanzando, sin dejar de empujar. “Queremos que esto pueda transformarse en un barrio y que de una vez por todas se pueda vivir en este lugar como corresponde, sin tener que pensar que uno esta acá de prestado o de paso.”

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Imagen: Martín Acosta
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